¿Qué le
pasa a nuestro cuerpo cuando entrenamos sin desayunar?
¿
¿Qué le pasa a nuestro cuerpo cuando
entrenamos sin desayunar?
RIESGOS
DE ENTRENAR EN AYUNAS
Tras
analizar desde el punto de vista fisiológico lo que acontece en el cuerpo
humano en la realización de ejercicio cardiovascular matinal en ayunas tenemos
que exponer el otro lado de la balanza, y es que también existen muchos
profesionales que están en contra del ejercicio cardiovascular o aeróbico en
ayunas. Exponemos las razones en contra o riesgos que esta práctica conlleva:
El ejercicio cardiovascular es
potencialmente más catabólico, es decir, destruye demasiado músculo. Eleva
la producción de cortisol, esto unido a que ya de por sí estos niveles de
cortisol están más altos por la mañana, nos conduce a un mayor desgaste de
fibra muscular, ésta pérdida de musculatura se incrementa de manera exponencial
cuánto más dura el ejercicio. Es de suponer que nadie está dispuesto a perder
grasa a costa de perder también musculatura.
Ponemos en compromiso el abastecimiento
energético de nuestro Sistema Nervioso Central (cerebro, cerebelo, bulbo y médula espinal) cuya fuente
de alimentación principal proviene del glucógeno. Si éste glucógeno no existe o
lo tenemos en cantidades ínfimas puede aparecer un grave problema, por no
hablar de que el sujeto no disponga de mucha experiencia y para su organismo no
sea fácil o habitual realizar una temprana oxidación de ácidos grasos (esté en
baja forma física). Si realizamos una actividad donde ponemos a cero estas reservas,
(más si cabe en principiantes presionados por perder peso), ponemos en seria
duda el correcto funcionamiento de estos importantes órganos; pudiendo poner en
riesgo nuestra salud con patologías leves como mareos, vómitos, calambres y
otras un poco más complejas como anemia, o incluso un shock hipoglucémico
(bajada de azúcar).
Hacer cardio en ausencia de glucógeno o
calorías provenientes de una reciente ingesta nos hace obtener un pésimo
ritmo de carrera y desprender bastante poca vitalidad y energía en su
realización, con todas las consecuencias inherentes a este suceso; desánimo y
sobreesfuerzo.
Tras
esta comparativa de razones, se puede observar que con el ejercicio
cardiovascular en ayunas se movilizan grasas a una mayor velocidad, pero que
realmente existen muchos riesgos en la realización de esta práctica. No es
recomendable mantener en el tiempo está práctica ni prolongar más allá de 30
minutos las sesiones de ejercicio en ayunas. No es recomendable hacer deporte
en ayunas por principiantes, personas con baja forma física o con ejercicios
muy intensos a temperatura elevada Una alternativa a este tipo de trabajo
podría ser aumentar el volumen de trabajo: tanto el tiempo, como la distancia
en el caso de la carrera, por ejemplo.
Otra
opción puede ser tomar un café. De hecho, muchos profesionales defienden que el
café es un gran "quemador" de grasa, pero no olvidemos que con ésta
técnica estamos aportando a su vez calorías. De hecho, hay una gran parte de
razón en este argumento porque lacafeína, al ser un estimulante ayuda a
liberar ácidos grasos de los adipocitos, lo que aumenta la posibilidad de
disponer de esta energía por parte de nuestras células.
Un
café puede ayudarnos a quemar más grasa en el entrenamiento, pero también
tenemos que entrenar lo suficiente como para movilizar y quemar esos ácidos
grasos. Debemos disponer de recursos para quemar éstas grasas, es decir, un
buen metabolismo aeróbico en nuestro organismo que reclute un gran número de
mitocondrias. De nada sirve tener disponibles grasas para quemar si no existe
esta segunda condición.
Si
somos sedentarios y pretendemos tomarnos un café y salir a andar media hora
para quemar grasa, esto no va a tener mucho sentido. En cambio, si tenemos cierta base de
trabajo físico, un café puede contribuir a la quema de un mayor porcentaje
graso cuando hacemos una actividad física.
Eso sí, para las personas que no estén acostumbradas a beber café, esta
práctica de tomarlo antes de entrenar puede ser más perjudicial que benficiosa,
porque puede dar lugar a cierta deshidratación, nerviosismo o exceso de
estimulación digestiva. En definitiva, cada cual tiene que valorar si un
café antes de la actividad física le puede hacer bien, resultar de ayuda o
convertirse en un contratiempo
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