LOS VEGETARIANOS Y VEGANOS TIENEN PEOR SALUD MENTAL.
Un
estudio, que no establece relaciones de causa-efecto, ha observado
que, estadísticamente, los vegetarianos y veganos sufren mayores
tasas de depresión, ansiedad y autolesiones
Un
reciente estudio publicado
en Critical Reviews in Food Science and Nutrition ha
podido observar que, estadísticamente, las personas que evitan el
consumo de carne tienden a tener una peor salud mental que quienes sí
la comen.
El
estudio de la Universidad de Indiana se basa en un análisis
sistemático de bases de datos que representan en conjunto 18
estudios y más de 160.000 personas en todo el mundo, de las cuales
unas 8.500 se abstenían de comer carne. Once de los 18 estudios
mostraron que los vegetarianos/veganos tenían un mayor riesgo de
depresión, ansiedad y comportamientos autolesivos, y los estudios
más rigurosos mostraron un efecto aún mayor.
Para evitar la
confusión con el término “vegetarianos” los investigadores solo
tomaron en consideración estudios en los que se distinguía aquellas
personas que se abstenían de comer carne. Los investigadores
encontraron «pruebas claras» de mayores riesgos de depresión,
ansiedad y autolesión en comparación en estas personas, aunque la
relación con el estrés y la calidad de vida no quedaba tan clara.
«Muchos individuos con trastornos alimentarios utilizan el veganismo y el vegetarianismo como ‘tapadera’ para ocultar su enfermedad»
Según
los autores en declaraciones a Psypost “las
dietas veganas y vegetarianas estrictas pueden conducir a
deficiencias de nutrientes que aumentan el riesgo de enfermedad
mental; y muchos individuos con trastornos alimentarios utilizan el
veganismo y el vegetarianismo como ‘tapadera’ para ocultar su
enfermedad”.
No
es el primer estudio publicado al respecto. En 2018 un estudio
con cohortes de
más de 90.000 personas encontró que los síntomas de depresión se
asocian con la exclusión de cualquier grupo de alimentos de la
dieta, incluida la carne y otros productos animales.
Por
otro lado, una revisión sistemática publicada
en la revista Nature en
2019 apunta a que, aunque los resultados no son concluyentes, las
dietas basadas exclusivamente en plantas podrían modificar la
microbiota intestinal y afectar de este modo a las funciones
cognitivas.
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