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jueves, 10 de diciembre de 2020

Llevas tratando mal los labios agrietados toda la vida.

 

Llevas tratando mal los labios agrietados toda la vida.



Dejando de lado los casos que se deben a patologías, normalmente los labios se 'cortan' por deshidratación. El frío y el viento son los factores desencadenantes y por eso, en invierno se nos cortan los labios más a menudo y nos pasamos el día luchando con los dichosos pellejos. ¡Como algo tan pequeño puede molestar tanto!

La magnitud del daño depende del grado de deshidratación de los labios. Un labio un poco deshidratado tendrá un aspecto ligeramente seco. Puede aparecer entonces una leve descamación. Si se prolonga la deshidratación, la descamación se hace más intensa, dándole al labio un aspecto blanquecino que se desgarra. Por último, cuando las fisuras se vuelven más pronunciadas, los labios pueden presentar algunas hendiduras y hasta grietas que sangran. Llegado ese punto, el menor movimiento de la boca provoca dolor.

Para evitarlo, la mayoría solemos echar mano de los cosméticos, en concreto, del bálsamo labial, la mejor solución para los labios secos y agrietados. Lo aplicamos una y otra vez confiando en que funcione. Sin embargo, ese pequeño gesto que realizamos entre 3 y 20 veces al día con el fin de mantener los labios hidratados y protegidos del frío, puede ser contraproducente

¿Los motivos? Uno de ellos es precisamente la cantidad de veces que aplicamos el bálsamo labial. Hacerlo de manera continuada genera dependencia y la piel dejará de estar hidratada de manera natural.

Poner cacao todo el rato no ayuda

"Al estar constantemente con una capa de producto encima de los labios, estás impidiendo a la piel que transpire con normalidad”, explica Noemí Antón López, especialista en el cuidado de la piel en el Centro de Belleza Coral Oñate.

Además, si tienes la necesidad de aplicarlo cada poco tiempo para notar sus efectos, probablemente estés usando uno de calidad pobre. “Es como cuando bebes refrescos para calmar tu sed. Bebes algo que satisface a tus sentidos sin un contenido nutricional, y al poco tiempo vuelves a tener sed. Lo mismo sucede con los bálsamos llenos de sabor, fragancia y menthol”, explica Mona Gohara, dermatóloga de la American Academy of Dermatology (AAD), a la edición inglesa de la revista Glamour.

Hay que tener en cuenta que la piel comprende varias capas: la hipodermis, más profunda, la dermis y la epidermis. Esta última capa superficial es la parte ‘visible’ de la piel. Contiene una película hidrolipídica, producida -en parte- por las glándulas sebáceas, para protegerse de las agresiones externas.

Pero la calidad de la piel y el grosor de epidermis de los labios es distinta al resto, y precisamente la ausencia de glándulas sebáceas en esta zona hace que sea más sensible.

El labio está recubierto por una semimucosa que es más débil y menos gruesa que la piel normal y, por tanto, es frecuente que el frío o los irritantes se manifiesten más en los labios que en el resto de la piel», explica el dermatólogo Antonio Clemente Ruíz de Almirón, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

A esto hay que añadirle la constante gesticulación (hablar, sonreír, comer, beber…)”, apunta el equipo de dermatólogos de Face Clinic Lo cual provoca que los labios y su contorno envejezcan más rápido, y pierdan densidad e hidratación.

Además, al aplicar el bálsamo repetidamente “el tejido del labio se acostumbra al ambiente húmedo que este proporciona, volviéndose mucho más sensible cuando no se usa”, añaden.

No sirve cualquiera

Así que, por un lado, hay que tratar de corregir ese deje o manía de aplicar sobre los labios una capa de producto tras otra. Y por otro lado, es importante que empieces a fijarte en los ingredientes de los protectores labiales en vez de dejarte llevar por la textura, los olores o sabores

Debemos evitar la pérdida de hidratación y, para ello, lo mejor es un bálsamo específico para labios que proporcione una película protectora que limite la evaporación y favorezca la hidratación.

Muchos incluyen aceites minerales derivados del petróleo que, aunque en un primer momento crean un efecto de hidratación y aportan volumen (uno de las últimas obsesiones de las beauty-adictas), a la larga resecan la piel, como ya advirtió la OCU tras realizar el análisis de más de 20 tipos diferentes de bálsamos labiales.

Estos productos basan su composición en ceras que pueden ser de origen natural o un producto derivado del petróleo. A la luz de los resultados de nuestro estudio, son las primeras las que aconsejamos utilizar, por presentar mayores garantías de seguridad, ya que los aceites minerales pueden contener algunas impurezas tóxicas como MOSH (Mineral Oils Saturated Hydrocarbons) y MOAH (Mineral Oils Aromatic Hydrocarbons). Si se ingieren estas sustancias, algo que no es descabellado en el caso de los protectores labiales, pueden llegar a ser perjudiciales”, recoge el informe.

En concreto, los MOAH pueden llegar a alterar el ADN y provocar cáncer. Mientras que los MOSH se acumulan en tejidos, nódulos linfáticos, bazo e hígado y pueden ocasionar microgranulomas. “En otro tipo de productos su uso no es tan problemático, pero deben limitarse en productos alimentarios o cosméticos como el protector labial”, señala la OCU.

Ingredientes a evitar

Esta es la lista de los componentes que no deberían estar presentes en tus labiales: Cera Microcristallina o Micro crystalline Wax, Hydrogenated Microcrystalline Wax, Hydrogenated Polyisobutene, Ceresin, Ozokerite, Paraffin, Paraffinum Liquidum, Petrolatum, Polyethylene, Polybutene y Synthetic Wax.

Estos sí son seguros

La cera de abeja (cera alba) y las vegetales carnauba (Copernicia cerifera Cera) y candelilla (Euphorbia cerifera) son sustancias naturales que no presentan problemas de seguridad. Los protectores labiales que incluyen manteca de cacao o karité, aceites de oliva, jojoba, ricino... tampoco conllevan riesgos.

Lo ideal, apunta Elena Martínez Lorenzo, dermatóloga en la Clínica Pilar de Frutoses utilizar barras de labios que lleven hidratantes o incluso antioxidantes como vitamina E”.

Sin sabores ni fragancias

Cualquier producto cosmético que te apliques en los labios, ya sea un cacao, un bálsamo, una barra de labios, etc., debe estar formulado sin activos que causen irritación como perfumes o alcohol. De hecho, los dermatólogos recomiendan evitar cacaos y vaselinas que contengan fragancias, dado que resecan la piel.

Lo único que hacen es añadir un factor cosmético al producto, pero son irritantes para la piel, causando más sequedad e irritación”, cuenta Mona Gohara, dermatóloga de la American Academy of Dermatology, a la revista Glamour. “Ingredientes como camphor, phenol o menthol son, en muchísimas ocasiones, causa de dermatitis”. Esto incluye, a pesar de su origen natural, a los aceites de eucalipto o menta/clorofila.

No arranques las pieles muertas

Este es uno de los tics que más daño hace a la delicada piel de los labios, como mordisquear bolígrafos o lápices, o peor, las uñas. Tampoco debes morder o humedecer los labios pues es el contacto con la saliva aumenta el problema debido a la irritación que pueden producir las enzimas y los demás componentes que la forman.

Cuando hay escamas hay que usar productos hidratantes, en estos casos la vaselina no es suficiente ya que retiene el agua que produce la propia mucosa y piel, lo ideal es usar bálsamos reparadores como Repavar labios Rosa MosquetaBariederm labios o Cicalfate labios”, explica la Dra. Martínez Lorenzo.

Revisa tus hábitos

Existen otras causas que pueden aumentar los riesgos de grietas en los labios como una exposición regular al cloro de la piscina, el uso frecuente de lápiz labial, la toma de cierta medicación (que provoca la desecación cutánea como efecto secundario), los alimentos muy salados, picantes o ácidos como el limón o el tomate, una carencia en vitamina B, una alergia o el envejecimiento, que vuelve la piel menos elástica y reduce la producción de colágeno. Tenlo en cuenta e intenta evitarlo si sueles tener los labios cortados a menudo.

Por el contrario, estos hábitos te ayudarán a prevenir la sequedad labial:

  1. Beber más agua. En efecto, la deshidratación también puede venir desde el interior por un deficiente consumo de agua.

  2. Privilegiar los alimentos que contienen vitamina B.

  3. Evitar la aplicación diaria de lápiz labial, sobre todo si tiene una textura mate.

  4. Exfoliar los labios al igual que el rostro. Pero mejor utiliza productos con granos finos para preservar la fragilidad de la piel de la boca.

  5. Desmaquillar sistemáticamente los labios en caso de uso de lápiz labial.

  6. Acostúmbrate a proteger tus labios con un stick hidratante de farmacia sin esperar la tirantez, reveladora de sequedad.

  7. En caso de exposición al sol o durante un viaje de esquí, protege tus labios con un stick solar adecuad



miércoles, 25 de noviembre de 2020

Cuál es la mejor dieta para lidiar con las 4 enfermedades que se empiezan a asociar con el teletrabajo.

 

Cuál es la mejor dieta para lidiar con las 4 enfermedades que se empiezan a asociar con el teletrabajo.



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Las cuatro “hiper” (hipertensión, hiperglucemia, hipercolesterolemia e hiperadiposidad) son los trastornos metabólicos más frecuentes en las enfermedades crónicas; la tendencia a comer cualquier cosa, a cualquier hora, y de cualquier manera en las personas que teletrabajan ha disparado su aparición. Un experto en nutrición ha diseñado un plan de comidas que podría ayudarte a esquivarlas

En las consultas médicas se está empezando a ver un incremento de casos de gente sana que comienza a tener problemas importantes de salud ante el desarrollo de dietas restrictivas por miedo a engordar, que pueden provocar trastornos del comportamiento alimentario como anorexia, bulimia o conductas de atracón, o debido al bajo consumo de alimentos saludables.

Ante este panorama, especialistas en nutrición como el doctor Nicolás Romero alertan de que, “en una parte muy importante del colectivo de trabajadores remotos se pueden adelantar enfermedades como hipertensión, diabetes tipo 2, síndrome metabólico, cardiopatía isquémica y accidente cerebrovascular”.

Romero, especialista en nutrición y autor del libro “Comer bien para bien estar”, de Ediciones Martínez Roca, considera que el teletrabajo y el cambio de hábitos que supone puede tener unas “consecuencias dramáticas” en la salud de millones de españoles.

Qué hacemos mal

El teletrabajo, explica el Dr. Romero, puede alterar significativamente los hábitos saludables del trabajo presencial y disparar los factores metabólicos de este colectivo que, en muchos casos, ya tiene un perfil de riesgo asociado al sedentarismo y la edad”.

Es fácil que no se respeten las pausas reglamentarias de descanso, que se salte la hora de la comida, que fume, que se coma a deshoras o que se beba alcohol mientras se teletrabaja”, añade el especialista en nutrición y autor del libro “Comer bien para bien estar”, de Ediciones Martínez Roca,

Los riesgos de trabajar desde casa

  • Se pueden desarrollar dificultades para la desconexión laboral y tecnológica.

  • No respetar los horarios de inicio y fin de jornada.

  • No hacer paradas ni descansos para dar un paseo.

  • Saltarse las pausas del desayuno, comida y merienda habituales.

Cómo afecta a nuestra salud

Estas nuevas rutinas que muchos de los estamos en casa hemos adquirido, sin ni siquiera darnos cuenta, podrían propiciar trastornos de ansiedad y depresión, cefaleas, sarcopeniadolor lumbar y cervical, que acortarían la esperanza de vida sana.

De hecho, según el especialista, “detrás de la epidemia de obesidad y otras enfermedades crónicas de las sociedades más avanzadas se esconden los malos hábitos, los comportamientos poco saludables, especialmente los relacionados con la calidad de la alimentación, el aporte calórico y la actividad física, y el teletrabajo los puede alterar aun más”.

l perfil de riesgo

Las personas con profesiones sedentarias que han superado la edad media de la vida son las que más riesgo corren durante el teletrabajo. Estos dos factores pueden generar la aparición o agravar los trastornos metabólicos más frecuentes en las enfermedades crónicas como las cuatro “hiper”: hipertensión, hiperglucemia, hipercolesterolemia, e hiperadiposidad, asociada en muchos casos con un elevado índice de masa corporal (IMC), que caracteriza a la obesidad.

El mejor ‘seguro de vida’

Para evitar todas estas dolencias el Dr. Romero propone tomar cada día, a la misma hora, el desayuno, la comida principal y la cena, ya que este hábito que se relaciona con menor incidencia de las cuatro ‘hiper’ de las enfermedades metabólicas, de obesidad y de depresión.

Nuestro metabolismo necesita estabilidad para mejorar el rendimiento físico y mental. Cuando se come al tiempo que se trabaja, la sensación de saciedad tarda más en llegar y se ingieren más calorías. Además, aumenta el hambre emocional por la ansiedad anticipativa de la nueva situación laboral. Y al no existir contacto físico con compañeros y jefes, aparece una sensación de aislamiento y se abren muchas incertidumbres sobre el trabajo.

El peligro de buscar la recompensa emocional

El hambre ‘de verdad’ es el apetito -explica el doctor Romero- y el apetito se sacia, pero el hambre emocional suele ser insaciable y recurre muy frecuentemente al consumo de alimentos y bebidas ultraprocesadas y ultracalóricas”.

A veces es difícil distinguir cuando es picoteo y cuando es una comida. “Cuando nos alimentamos sin saber qué comer, ni a qué hora, la dopamina cerebral actúa para resolver las incertidumbres, añade. Nos habituamos a comer mediante pequeñas recompensas inmediatas, perdemos el control de nuestra alimentación, y propiciamos las relaciones adictivas con los productos ultraprocesados que están diseñados para actuar como recompensa”.

Al romper la separación entre la vida personal y la laboral y eliminar los horarios de comida, no se planifica la compra, ni se programan los menús semanales. La consecuencia es el abandono de la dieta mediterránea en favor del consumo de productos pre-elaborados fáciles de preparar, y de la comida a domicilio.

Además, en muchos casos el teletrabajo propicia las dietas restrictivas, por miedo a engordar, que pueden provocar trastornos del comportamiento alimentario como anorexia, bulimia o conductas de atracón. Se puede favorecer el consumo de productos energéticos como bebidas energéticas, complejos multivitamínicos, ginseng y jalea real; y también se suele aumentar el consumo de cafeína.

¿El ejercicio? Lo último de la lista

Trabajar en casa tampoco favorece la programación de la actividad física. La utilización del tiempo en tarifa plana hace que dejemos el ejercicio físico para el final de la jornada y, donde no hay masa muscular, no hay salud.

El músculo esquelético es importante para el organismo, no solo controlando los movimientos del cuerpo con la fuerza que genera, sino como un regulador del metabolismo. Si los grandes músculos de las piernas permanecen inactivos durante periodos largos, se está contribuyendo a la alteración del metabolismo de los azúcares y las grasas, provocando que los niveles de glucosa, colesterol y triglicéridos aumenten en la sangre.

Un plan a medida en 7 pasos

Por todo esto, el Dr. Romero nos anima a revisar nuestra dieta para teletrabajar de manera saludable y señala que “es necesario reforzar la motivación, el autocontrol y la toma de decisiones para mejorar el autocuidado”.

La dieta para el teletrabajo debe tener una matriz fija de origen vegetal, cuya ingesta diaria es indispensable, y otra parte variable compuesta por alimentos vegetales o animales, cuyo consumo se ajustaría a cada persona en función de su edad, su sexo, el peso corporal, la tasa metabólica basal y la actividad física diaria. Así es como puedes lograrlo:

  1. Máxima variedad de verduras, frutas y hortalizas, que suministran distintos tipos de vitaminas, minerales, fibra soluble e insoluble, fructosa, glucosa, almidón y también algunas grasas beneficiosas como las del aguacate.

  2. Cereales siempre integrales y apropiados para quien los vaya a tomar, bien por preferencia, tolerancia al gluten, cultura o lugar de residencia. Arroz, trigo, maíz, cebada, avena, centeno, incluso quinoa, que funciona como cereal. Con ellos obtenemos un buen aporte de energía con carbohidratos complejos, algo de proteínas, minerales, vitaminas y fibra.

  3. Grasa de calidad proveniente de aceites vegetales donde sea mayor la proporción de ácidos grasos monoinsaturados que de poliinsaturados. La primera opción será el aceite de oliva -mejor prensado en frío como el virgen o virgen extra-, seguido por el aceite de canola, los aceites de semillas (avellanas, almendras, cacahuete, sésamo), el de maíz, el de girasol y el de soja. Estos aceites proporcionarán ácido oleico, ácidos grasos esenciales, como los omega 3 y 6, y fitoquímicos bioactivos antioxidantes y antiinflamatorios como la vitamina E. Cuando no dispongamos de una grasa saludable para aliñar y cocinar en crudo, no hay que recurrir al aceite de coco o de palma por su alta proporción de ácidos grasos saturados. Aportaríamos estos nutrientes por medio de pescados, frutos secos, semillas y soja, como hace la dieta tradicional japonesa.

  4. Completaremos la base vegetal de la dieta con más grasas saludables y proteínas vegetales provenientes de legumbres, nueces y otros frutos secos, y semillas. Estos alimentos aportan proteínas que son imprescindibles a cualquier edad hacer las reparaciones en los órganos y mantener la aptitud física.

  5. A partir de los cuarenta años se dará preferencia al consumo de verduras -con menor poder calórico- sobre las frutas, y se reducirá el consumo de platos a base de arroz, pasta y patatas que aportan demasiadas calorías, que no se necesitan en esta etapa. Asimismo, se reducirá el consumo de platos que contengan demasiadas grasas saturadas como carnes y embutidos. Los productos lácteos serán desnatados. No se debe renunciar nunca a una grasa saludable para guisar o aliñar porque es muy importante para el buen funcionamiento del organismo.

  6. Si se opta por una alimentación más vegetariana, incrementaremos las fuentes de proteínas de la dieta con frutos secos, germinados de semillas y legumbres, y derivados de la soja. Aquí será necesario introducir probióticos como la col fermentada, hortalizas encurtidas y otras preparaciones similares para reforzar la microbiota intestinal.

  7. Otra opción para complementar la matriz vegetal fija de la dieta, sería aportar proteínas de origen animal como leche, queso, lácteos fermentados probióticos como el yogur y el kéfir, y huevosLa tercera opción con más proteínas animales, consistiría en leche, queso, lácteos fermentados probióticos, huevos, pescados, mariscos, carne de pollo y otras aves. En esta dieta, el consumo de carnes rojas, grasas saturadas, tubérculos almidonados como las patatas y azúcares refinados, debe estar entre ocasional y cero.

Si prefieres una dieta flexitariana

Es la opción ideal para ampliar la base vegetal, pero sin llegar a las restricciones de una dieta vegetariana, La dieta flexitariana del Dr. Romero se compone de un ochenta por ciento de vegetal y un veinte por ciento de alimentos de origen animal. Se trata de una alimentación básica de legumbres, cereales, frutas, verduras, lácteos y huevos, añadiendo pequeñas porciones de carne, pescado y marisco de manera puntual, que suministran ácidos grasos omega 3, proteínas en cantidad y calidad suficiente, y la vitamina B12 necesaria para no tener déficit.

Ejemplo de menú tipo flexitariano:

  • Desayuno: café con leche o té, y tostada grande de pan integral de avena con requesón, almendras en láminas, y rúcula.

  • Media mañana: un yogur natural descremado sin azúcar con nueces troceadas y un melocotón.

  • En la comida: judías estofadas con patata y calabaza, tomando como entrante una ensalada de tomate y lechuga, y después del plato principal, dos mandarinas de postre.

  • De merienda, un té con galletas de maíz y garbanzos.

  • En la cena: una tortilla de espárragos, una manzana y un vaso de kéfir. Se añade una buena grasa para aliñar y cocinar, muy poca sal y a comer.

Sobre esta base flexitariana, los platos se pueden elaborar un poco más. “Que te apetece un poco de carne, pones un día al mes pollo al curry salteado con verduras. Que tu opción es de más pescado, pues atún en salsa de cebolla y castañas con arroz integral. Que prefieres fuentes de proteína vegetal, ensalada de pasta integral, lentejas y verduras, o una tarta de brócoli y hummus. Que quieres darle un toque oriental, lasaña integral de berenjena con miso”, concluye el Dr. Romero.