6 razones médicas por las que no deberías cruzar las piernas.
Gestos tan cotidianos como cruzar las piernas mientras estamos sentados pueden generar una compresión vascular sobre las arterias del muslo, lo que impide un correcto funcionamiento sanguíneo y provoca adormecimiento. Esta es solo una de las posibles consecuencias, te contamos el resto
Desde hacer estallar granos (¡incluso en el triángulo de la muerte!!) hasta encorvarnos sobre nuestros escritorios, todos tenemos algunos patrones que sabemos que debemos romper, y muchos más a los que no prestamos atención. Por ejemplo, ¿sabes por qué deberías dejar de cruzar las piernas?
La mayoría de la gente no se lo piensa dos veces antes de pasar una pierna sobre la otra, es un acto mecánico, como tantos otros. Pero en realidad es un mal hábito que puede causarnos daños a largo plazo.
Diversos estudios han demostrado los perjuicios para la salud de estar sentado durante mucho tiempo en la misma posición (aumento de la presión arterial, niveles altos de azúcar en sangre, exceso de grasa corporal alrededor de la cintura y niveles anormales de colesterol), si además sueles ‘retorcerte’ en la silla y cruzar las piernas de distintas formas es bastante probable que con el tiempo la parte baja de la espalda se vea afectada, y esto dificulte el movimiento de la pelvis y las caderas, generando dolores y molestias musculares en distintas partes del cuerpo.
Aunque
cruzar las piernas no es peligroso, siempre y cuando hagas descansos,
permanecer en una postura fija durante horas y horas no es bueno para
tu cuerpo. Además de tener un impacto sobre la región lumbar, el
daño podría extrapolarse a otras zonas e incluso algunos órganos
podrían llegar a resentirse.
1.- Entumecimiento y hormigueo
Permanecer mucho tiempo en esta postura añade presión al peroneo, el nervio posterior de la rodilla, y puede hacer que se duerma la pierna o el pie. Esto se conoce como ‘parálisis del nervio peroneo común’ (CPN, por su siglas en inglés), una lesión causada por esa presión externa -también puede estar inducida por ponerse en cuclillas-, y se manifiesta por la aparición del ‘pie caído’ o incapacidad para mantener el pie recto.
Al principio solo notarás calambres en las piernas o pequeños pinchazos, como cuando te clavas un alfiler o una aguja. Sin embargo, durante períodos prolongados de tiempo, la presión puede causar daño a los nervios en las extremidades debido a que la sangre no llega a todas las áreas. Y eso, a su vez, puede provocar dolor y falta de sensibilidad.
2.- Presión arterial alta
Al presionar los grandes vasos sanguíneos de las extremidades inferiores, la sangre fluye más lentamente. Esa desaceleración del flujo sanguíneo conduce, en última instancia, a un aumento temporal de la presión arterial: parte de su sistema circulatorio se corta, lo que significa que la sangre retrocede y presiona con más fuerza los otros vasos. En una persona sana no reviste importancia, pero puede causar daños graves y problemas cardíacos en alguien que ya tiene la presión arterial elevada.
3.- Trombosis
La trombosis venosa profunda es una afección en la que se forma un coágulo de sangre en el interior del músculo de una extremidad, a menudo en la parte inferior de la pierna. Es mucho más probable desarrollar esta condición dolorosa y peligrosa si eres sedentario durante largos períodos de tiempo, especialmente si tu flujo sanguíneo se ve restringido, por ejemplo, cruzando las piernas.
La sangre puede acumularse en un coágulo potencialmente mortal debido a la presión, particularmente en personas que ya tienen factores de riesgo como fumadores y mujeres embarazadas.
4.- Lumbalgia
Por otro lado, al cruzar las piernas el peso del cuerpo queda mal distribuido y esto hace que forcemos la columna, generando dolor de espalda. Pero cruzar las piernas es realmente malo para toda la columna vertebral porque ‘giras’ toda la pelvis hacia un lado, lo que dobla la columna en una posición antinatural.
El dolor que comienza en la parte baja de la espalda puede irradiarse hacia el cuello o hacia afuera, causando dolor ciático en piernas y brazos.
5.- Encorvamiento
Sentarse con las piernas cruzadas provoca un efecto dominó que se extiende por la espalda y el cuello. Cuando cruzas las piernas, haces una base más pequeña y menos estable para sentarte, porque estás apoyando tus nalgas de manera desigual. El cuerpo lo compensa encorvandose, tratando así de mantener el equilibrio. Con el tiempo, este hábito puede provocar una mala postura persistente y dificultad para enderezarse y mantenerse erguido
6.- Varicosis
El sedentarismo, junto a la herencia genética y la exposición a fuentes constantes de calor son factores de riesgo para las varices y la Insuficiencia Venosa Crónica.
Las arañas vasculares y las venas varicosas son venas azuladas abultadas y antiestéticas que se ven a través de la piel. Pueden ser dolorosas, pero son más un problema estético que médico. Sentarse o permanecer quieto en una posición durante muchas horas puede ejercer presión sobre los vasos sanguíneos hasta que comiencen a hincharse con el tiempo.
Lo mismo ocurre al cruzar las piernas, un gesto que ‘atrapa’ la sangre en la parte inferior de las piernas y crea presión. Si siempre cruzas las piernas de la misma manera, es posible que las notes primero en una pierna.
Por suerte, si te lo propones, podrás librarte de este mal hábito programando un temporizador que te avise para cambiar de postura cada cierto tiempo. Y si el trabajo te obliga a permanecer sentado, ten en cuenta que “reducir el tiempo que muchas personas pasan sentadas solo a la mitad ya daría grandes beneficios", afirma el doctor Francisco López-Jiménez, responsable de Cardiología Preventiva de la Clínica Mayo. Hacer descansado, dar breves paseos por casa o la oficina y hacer algunas tareas de pie "o solo quema más calorías. La actividad muscular adicional que implica está vinculada a tasas más bajas de ataques cardíacos, derrames cerebrales y diabetes", concluye.
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