“EL OPTIMISMO PUEDE MODIFICAR EL SISTEMA NERVIOSO Y AUMENTAR LA RESPUESTA INMUNE”.
Este año, el el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ciencias Sociales se ha visto influido sin duda por la COVID-19. Las galardonadas, Shelley Taylor y Susan Fiske han sido reconocidas por ser las principales impulsoras de la investigación sobre el papel “del estrés en la salud, y cómo los factores sociales pueden mitigar dicho impacto” .
Fiske
y Taylor emprendieron “una revolución atrevida y arriesgada”,
afirman los expertos que las nominaron, José
María Peiró y Alicia
Salvador.
“Los psicólogos cognitivos estaban muy centrados en el procesado
de la información, en la atención, la memoria, el aprendizaje…
pero no estaban muy interesados en los problemas sociales, quizá por
su complejidad – señala Peiró en un comunicado –. Con su
trabajo, las galardonadas lograron, hibridar y transfertilizar los
dos campos. Fue un importante hito para entender cómo las personas
procesamos información y al mismo tiempo comprobar que al
interpretar esa realidad la transformamos, influimos sobre ella y a
la inversa, cómo el contexto nos influye”.
En 1984 ambas
publicaron Cognición Social, una obra de referencia en
este área de la Psicología. En esta obra las galardonadas proponían
un “modelo rompedor” vinculado a cómo juzgamos a las personas.
El mismo está basado en dos velocidades de procesamiento de la
información: una rápida, relativamente superficial y que se basa en
estereotipos y una segunda, más lenta, cuidadosa y centrada en la
información individualizada.
En este sentido,
Fiske y Taylor definieron varios tipos de pensador social, y en
concreto acuñaron el concepto de avaro cognitivo, aquel
que extrae sus conclusiones de la información que confirma sus
propias creencias, reduciendo así el esfuerzo mental de procesarla.
“El
mundo social – señala Fiske – es intrínsecamente complicado y
nuestras mentes son limitadas, así que tomamos atajos. No podemos
formarnos una impresión individualizada de cada persona con las que
nos cruzamos. Tenemos que decidir rápidamente si son inofensivas o
peligrosas, y para esto tomamos atajos, pero a veces son
perjudiciales. Así nacen los prejuicios o estereotipos raciales o de
clase”.
Tanto Taylor como
Fiske son las fundadoras del área de psicología de la salud, en
especial por sus aportaciones sobre cómo afecta el estrés a la
salud, y cómo los factores sociales tienen la capacidad de
amortiguar ese efecto. “Cuando empecé en este campo – afirma
Taylor – apenas había interés en la relación entre la mente y el
cuerpo, o la psicología y la salud. Pero desde entonces cada vez más
investigadores empezaron a interesarse, el campo no ha parado de
crecer y ahora es una subárea fundamental de la psicología. Lo que
hemos encontrado es el que el optimismo puede modificar el sistema
nervioso y aumentar la respuesta inmune”.
La investigación en
psicología de la salud las llevó al hallazgo de las ilusiones
positivas. Este concepto se refiere a que las personas aplican un
sesgo perceptivo optimista, que las sitúa en una situación mejor de
aquella en la que están realmente. Lo que hace este sesgo es
contribuir a una mejora de la salud. De hecho, concluyen las
galardonadas, “las ilusiones positivas pueden ser una forma de
adaptarse y amortiguar el estrés que nos provoca el distanciamiento
social. Como seres sociales es fundamental que nos mantengamos
conectados, aunque sea de forma remota”.
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