Tomar café al despertarnos y otras 17 cosas que hacemos
al revés
¡Oh, no! Hay muchas,
muchísimas cosas que hacemos mal (a diario) sin saberlo, ya sea por costumbre,
porque alguien nos dijo que es bueno o porque se ha generalizado.
Beber agua es sano pero sin pasarse.
Dos litros y medio al día, contando lo que aportan los alimentos.
Tomar café al despertar: El cuerpo dispone de un reloj interno que se
encarga de aumentar el grado de alerta a primera hora de la mañana con el
incremento de la producción de cortisol.
Estos niveles van
disminuyendo en las horas posteriores, por lo que resulta más efectivo posponer
el consumo de café dos o tres horas tras levantarse.
Lavarse mucho: El agua rompe el manto lipídico y la capa córnea que
protegen la piel, y causa que esta se deshidrate. Para evitarlo, lo mejor es
lavarse las manos un máximo de cinco veces, ducharse una única vez al día,
incluyendo el pelo, al contrario de lo que se pueda pensar, el cabello no se
pudre si se lava a diario, y emplear productos neutros.
Cepillarse los dientes nada
mas comer: Si se ha ingerido alimentos
con alto contenido ácido (frutas, jugos, vino o café) se deberá esperar 30
minutos para lavarse los dientes. De lo contrario, se expandería el ácido por
toda la boca y aumenta el riesgo de sufrir caries.
Hay que dejar actuar a la
saliva para que neutralice el pH de lo que se haya comido y haga su labor
antiséptica.
Echar la cabeza hacia atrás
cuando sangra la nariz: Ante una
hemorragia nasal, lo primero que se debe hacer es tapar la nariz presionando la
parte superior con los dedos a modo de pinza e inclinar la cabeza hacia
delante.
Así se evita la pérdida y se
consigue que la sangre drene hacia fuera para evitar tragarla o que pase a las
vías respiratorias.
Abrigarse para 'sudar' la
fiebre: Cuando se tiene fiebre, hay
que evitar tres cosas: abrigarse, bañarse con agua helada y aplicarse alcohol
en la piel.
Lo aconsejables es tomar un
antipirético y desabrigarse, no completamente, o tomar baños de agua templada
para reducir tu temperatura corporal.
Tomar fruta de postre: La fruta tiene un monosacárido denominado fructosa que,
ingerido después de comer, provoca un aumento rápido de los niveles de insulina
en sangre y hace que todo lo que se comió tenga más facilidad para convertirse
en grasa.
Además, en ocasiones produce
gases. Lo ideal es separar la ingesta de fruta de las comidas principales.
El tabaco es malo, lo mires como lo
mires.Causa problemas estéticos y graves enfermedades.
Beber agua en exceso: Demasiada agua obliga a los riñones a eliminar más
líquido y, con él, electrolitos que son necesarios para el organismo, como el
calcio, el potasio, el magnesio o el sodio.
Se recomienda beber dos
litros y medio al día, pero en esta cantidad se incluyen también los alimentos,
por ejemplo, las sopas, los vegetales o los jugos.
Tomar analgésicos al primer
dolor: No se deben tomar con
demasiada frecuencia porque se puede generar una tolerancia, pero tampoco dejar
que el dolor se instaure y aguantar muchos días sin tomar nada, porque luego
será mucho más difícil de tratar y se necesitará una dosis doble.
Cruzar las piernas: Esto afecta a la espalda, ya que obliga a cargar todo el
peso en un solo lado haciendo que la columna se incline y a los músculos de la
cadera, lo que provoca que se salga un poco el hueso del muslo y al levantarte
se pueda notar una pierna más larga que la otra.
Procura sentarte siempre con
las piernas tocando el suelo, y formando un ángulo de 90 grados tanto en
rodillas como en caderas.
Dormir con la televisión o
dispositivos electrónicos: Esto
disminuye el tiempo y la calidad del descanso. Esto se debe a que la luz que
emiten tiene una longitud de onda que dificulta la producción de la melatonina
en el cerebro, hormona encargada de inducir y mantener el sueño.
Saltarse el desayuno: Una dieta equilibrada exige 5 ingestas al día: desayuno,
almuerzo, comida, merienda y cena. El primero te aporta energía para afrontar
las tareas de la mañana y evita que comas demasiado en las comidas principales
por un apetito excesivo.
Más importante aún es en los
niños, ya que no desayunar es, junto al sedentarismo, el riesgo más frecuente
que conduce a la obesidad infantil.
Usar zapatos de tacón alto o
totalmente planos: Un calzado con
tacón muy alto favorece la sobrecarga en el antepié y ayuda a la formación de
juanetes, dedos en garra e infecciones de las uñas.
Uno demasiado plano (tipo
chanclas o bailarinas) puede ocasionar problemas en la región del talón como
durezas, fascitis plantar o tendinitis de Aquiles. Lo ideal es usar un zapato
con tacón moderado, anchura adecuada y buena sujeción.
Adoptar una postura adecuada evitará
que sufras lumbalgia, ciática y el dolor de cuello.
Hacer la dieta de un
conocido: A lo hora de ponerse a
régimen, es preciso tener en cuenta una serie de factores como el sexo, la
edad, las alergias e intolerancias alimentarias y/o enfermedades como la
hipertensión o la diabetes, ya que condicionarán el contenido nutricional y
calórico.
Por ello, es fundamental no
hacer la dieta de otras personas sin la evaluación previa de un
médico/nutricionista.
Llevar bolsos grandes: Cuanto más grande más peso, y se suele llevar de forma
inadecuada provocando lesiones de hombro y espalda, como tendinitis,
contracturas cervicales, dorsalgias y lumbalgias.
Trata de llevar solo lo
imprescindible (que no supere el 3% de tu peso) y opta por un bolso en
bandolera para llevarlo cruzado.
Usar cualquier sujetador: El 70% de las mujeres no usa el sujetador adecuado y 9
de cada 10 desconoce su talla.
Para evitar que esto afecte
a tu salud y a tu higiene postural, ten en cuenta que tu sujetador no debe
apretarte (ni dejarte marca), los tirantes han de quedarte rectos y la parte de
atrás en posición horizontal, y el aro nunca aplastarte el pecho ni quedar
despegado.
Abusar o prescindir de la
sal. Reducir su consumo o
sustituir este condimento por otros como la cayena, el romero o el orégano te
ayudará a cuidar tu salud arterial y la circulación. Lo ideal es cocinar los
alimentos con el punto justo de sal.
Dejar lo difícil para el
final Si se hace así, hay que
saber que intentando evitar lo difícil se logra justo lo contrario: que todo se
vuelva aún más complejo. Lo mejor es comenzar por las tareas más arduas: además
de transmitir un mensaje de confianza en uno mismo al no evitar el reto, se
afronta el resto de tareas con una mayor seguridad (con esa sensación de que lo
peor ya ha pasado), y el alivio y la tranquilidad que redundará en un mayor
rendimiento general en el día.
Fumar para relajarse. La sensación de alivio y relajación que se experimenta
con un cigarrillo se debe tan solo a que calma el síndrome de abstinencia. De
hecho, fumar provoca ansiedad. Lo mejor, por salud en general y la de los que
rodean al fumador, es dejarlo.