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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Trabajar a turnos favorece la obesidad y el sobrepeso

S. GUTIÉRREZ@abc_salud / MADRID
DÍA 18/11/2014 - 23.13H

Los cambios en el momento de dormir y comer causan una alteración en el reloj biológico que desencadenan un consumo energético diferente
FOTOLIA

Además de los trastornos asociados al sueño, trabajar en a turnos –día/noche-, tiene un efecto no deseado: según un estudio que se publica en «The Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS), el trabajo nocturno reduce el gasto energético total durante el día. Es decir, los trabajadores a turnos tendrían más riesgo de obesidad y sobrepeso.
Todos los organismos, desde las bacterias hasta los seres humanos, tienen relojes circadianos para ayudarles a sincronizar sus actividades biológicas a la hora del día. Hace pocas semanas, un estudio del Instituto Weizmann de Ciencias (Israel) y publicado en «Cell» revelaba cómo los microorganismos del intestino de los ratones, y también los de los seres humanos, tienen ritmos circadianos que están controlados por el reloj biológico del huésped en el que residen y que su alteración, podía conducir la obesidad y problemas metabólicos.
En este nuevo estudio realizado por la Universidad de Colorado-Boulder (EE.UU.), los investigadores han visto, tras analizar a 14 adultos sanos, que las personas que trabajan y, por lo tanto comen, durante la noche, el momeneto en el que su organismo está preparads biológicamente para dormir, son propensos a subir de peso. Durante seis días los voluntarios se sometieron a distintos turnos: los dos primeros días siguieron un horario normal de dormir por la noche y permanecer despierto durante el día, y posteriormente pasaron a un horario de trabajo por turnos durante tres días, alterando su rutina.
Mismas calorías
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Los investigadores controlaron cuidadosamente las comidas de los participantes: cada uno ingirió una cantidad que normalmente necesitan tomar en casa para mantener su peso. Cuando los participantes pasaron al horario de trabajo por turnos, el momento de las comidas cambió, pero la cantidad total de calorías se mantuvo constante. Tampoco se alteraron las horas de sueño: todos tuvieron la posibilidad de dormir ocho horas, independientemente de si esas horas eran de día o de noche. Los investigadores detectaron que la energía diaria total utilizada por los participantes disminuyó cuando estuvieron en un horario de trabajo nocturno.
Al analizar el consumo de energía en los diferentes ciclos, explica Kenneth Wright, vimos que en aquellas personas que tuvieron un horario de trabajo por turnos, su gasto diario de energía se redujo y, a menos que disminuyeran su ingesta de alimentos, esto por sí solo podría conducir a un aumento de peso.
Los investigadores creen que, al igual que otros estudios realizados anteriormente, la reducción en el gasto energético estaba relacionada con un desajuste en su reloj circadiano. Explica Wright que los seres humanos han evolucionado para estar despiertos y, por lo tanto, comer, cuando hay luz en el exterior y dormir cuando está oscuro, de forma que, el reloj circadiano humano se establece por la exposición a la luz solar.
El trabajo por turnos va en contra de nuestra biología fundamental
Y aunque el reloj biológico puede cambiar con el tiempo, debido a que los trabajadores por turnos suelen llevar un horario diurno en sus días libres, su reloj circadiano no cambia para adaptarse a sus horarios de turno de noche. «El trabajo por turnos va en contra de nuestra biología fundamental», afirma Wright.
Los investigadores además se sorprendieron al encontrar que los participantes en el estudio quemaban más grasa cuando dormían durante el día, en comparación a cuando lo hacían por la noche. No está claro por qué, pero Wright cree que es posible que la quema de grasa adicional se desencadenara el día de transición entre un horario de día y un horario nocturno. Durante ese periodo los trabajadores por turnos pueden dormir una siesta por la tarde para prepararse para el primer turno de noche, pero por lo general, están despiertos más horas de lo habitual y, por lo tanto, queman más energía. La necesidad de una demanda adicional de energía puede hacer que el cuerpo comience a quemar grasa, especula Wright.
Escenario real

Y aunque hace falta más investigación para determinar si el fenómeno de la quema de grasa sucede también entre los trabajadores por turnos reales, cuya dieta no está tan controlada, los hallazgos sugieren que este colectivo puede ser propenso no sólo a aumentar de peso, sino también a que cambie la composición de la grasa y la masa muscular de sus cuerpos. Wright advierte que a pesar de que los participantes quemaron más grasa inicialmente, esto no daría lugar a una pérdida de peso total porque el gasto de energía durante los tres días de trabajo por turnos fue menor.

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