¿Por qué nos sentimos tan bien cuando bailamos?
El antídoto contra el estrés, la depresión y la
obesidad (entre otras cosas)
En 1982 la UNESCO estableció el 29 de abril como
el Día Internacional de la Danza,una cualidad propia
de la especie humana que no se presenta (de igual forma) en ningún otro ser
vivo. Gracias al avance de las técnicas de neuroimagen, se ha empezado a
estudiar cómo el ser humano es capaz de controlar los pasos en un espacio
concreto, cómo somos capaces de aprender coreografías complejas o cómo podemos
seguir el ritmo.
Y es que además de ser divertido, mover el esqueleto
sirve para muchísimas cosas más. Es la mejor terapia para sentirnos bien y
alejar los problemas (aunque sea un ratito).
Bailar es beneficioso para nuestra salud general, pero también puede serlo para
quien padece alguna enfermedad.
Moverse al ritmo de la música es ‘sanador’: un buen
método para mejorar la salud física y emocional. (Foto: Getty Images)
De hecho, la danza activa los circuitos neuronales
motores y sensoriales a la vez que la música estimula los centros
de recompensa del cerebro.
Bailar también nos
ayuda a mejorar la atención, la memoria, la coordinación y la conciencia
espacio-temporal.
“Aunque queda mucho por seguir estudiando, las
investigaciones que se han hecho al respecto han determinado que la danza,
desde el punto de vista neurológico, es un proceso complejo en el que se
activan circuitos neuronales motores y sensoriales a la vez que la música
estimula los centros de recompensa del cerebro”, explica el Dr. Pablo Irimia, Vocal
de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
“Además
se ha determinado que mientras unas áreas del cerebro se encargan de laorientación
corporal y
nos permiten movernos en el espacio en la dirección adecuada, existen otras que
hacen que podamos sincronizar
nuestros movimientos con la música”, añade el experto.
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