N. RAMÍREZ DE CASTRO / MADRID
DÍA 06/01/2015 - 23.46H
Científicos de Estados Unidos, Australia y Suiza desarrollan un fármaco que
quema grasa y adelgaza sin efectos secundarios
ABC
La industria farmacéutica lleva años
buscando una pastilla que permita comer sin engordar
Magia en forma de pastilla. Esta es la
última propuesta científica que ha lanzado un grupo de investigadores del
prestigioso Instituto Salk de Estados
Unidos para luchar contra la obesidad y comer sin miedo a engordar con la ayuda
de una pastilla. En realidad, más que magia lo que ofrecen es un medicamento
que engaña al organismo para que empiece a quemar grasa sin consumir ningún
alimento y, por tanto, ninguna caloría. El truco se consigue con un fármaco
que se llama «fexaramina», un compuesto químico que aspira a convertirse en
la nueva promesa antiobesidad, aunque de momento solo ha mostrado su eficacia
en ratones.
Los científicos del Instituto Salk,
capitaneados por Ronald Evans, explican en la revista «Nature Medicine», cómo
los animales tratados redujeron su peso y además mejoraron en todos los
problemas relacionados con la obesidad: el colesterol descendió, la glucosa
se mantuvo a raya y se minimizó la inflamación, un marcador relacionado con el
cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Los investigadores están
convencidos de que estos buenos resultados convierten la «fexaramina» en un
buen candidato para iniciar un ensayo clínico con pacientes de verdad. En
el hallazgo también han colaborado otros centros de Estados Unidos, Suiza,
Australia
Directo al intestino
Una de las ventajas de este compuesto es
que, a diferencia de otros fármacos ya aprobados contra el sobrepeso como los
que suprimen el apetito o tienen cafeína, este no se disuelve en el torrente
sanguíneo. A pesar de que se toma por vía oral, solo actúa al llegar al
intestino, con lo que se reducen los efectos secundarios en otros órganos y
mejora su funcionamiento.
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«Esta pastilla es como una comida
imaginaria», explica Evans, director del
laboratorio de expresión genética del Instituto Salk y autor principal del
trabajo. «Envía las mismas señales que normalmente ocurren cuando se come una
gran cantidad de comida. El organismo se prepara para dejar espacio para
almacenar los nuevos alimentos, pero no hay calorías en realidad y no hay
cambios en el apetito».
Veinte años de investigación
El hallazgo de esta prometedora pastilla
antiobesidad no ha sido casual. Llega después de dos décadas de estudio de
un receptor llamado FXR, una proteína que desempeña un papel clave en la
digestión y el almacenamiento de grasa y azúcares. Los investigadores
estadounidenses demostraron que el cuerpo humano activa esta proteína al inicio
de cada comida, preparándose para la llegada de nuevos alimentos. FXR no
solo hace que el hígado libere ácidos biliares para facilitar la digestión sino
que también cambia los niveles de glucosa en sangre y permite que el
organismo queme algunas grasas preparándose para la llegada de comida. La nueva
pastilla consigue activar esta proteína.
Algunas compañías farmacéuticas ya habían
desarrollado medicamentos que modulaban FRX, pero no habían conseguido hacerlo
sin efectos secundarios importantes. Lograban su objetivo, aunque dañando a
otros órganos. La ventaja del nuevo fármaco es que actúa solo en el
intestino, respetando al hígado, riñones y glándulas adrenales. Al comer se
genera una respuesta en todo el organismo, y «es la primera vez que se
consigue que esta respuesta proceda solo del intestino», asegura Evans, a pesar
de que al comer se genera una respuesta a lo largo de todo el cuerpo.
Una pastilla diaria
Si los experimentos con pacientes funcionan
tan bien como con los ratones, la idea sería que las personas con sobrepeso
tomaran una pastilla diaria para mantener bajo control la báscula. Aunque como
ya advierten los científicos del Instituto Salk, actuaría como una ayuda más
dentro de un plan para adelgazar. Es decir, el medicamento no permitiría
dejar de lado el gimnasio y la actividad física ni seguir una dieta razonable.
En el laboratorio, los ratones tratados
tomaron también una «feraxamina» diaria durante cinco semanas. Empezaron a
perder peso al tomarla y ,a diferencia de los animales que no la tomaban,
perdieron grasa, su colesterol bajó y mejoraron de la diabetes. También notaron
cambios en la flora intestinal y la grasa blanca dañina se convirtió en parda y
buena. Igual que existe un colesterol «bueno» y «malo», el metabolismo cuenta
con dos tipos de tejido graso: uno blanquecino responsable de los «michelines»
y otro pardo o marrón, una grasa «buena» que consume calorías para mantener la
temperatura corporal adecuada.
De manera, que el nuevo medicamento parece
que lograría el objetivo de adelgazar por varias vías. No sólo activa un
regulador de la digestión y el almacenamiento de grasa sino que de alguna
manera también logra activar esas grasa buena y parda. Esta es otra de las vías
en la que numerosos laboratorios tienen puestas sus esperanzas para combatir el
aumento de peso en el mundo.
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