DÍA 20/01/2015 - 01.51H
Se calcula que hay más de 23 millones de personas con insufiencia cardíaca,
una de las principales causas de trasplante cardiaco
FOTOLIA
Se sabe que beber cantidades moderadas de
alcohol produce efectos beneficiosos en el riesgo de desarrollar una serie de
enfermedades del corazón; sin embargo, su papel en la insuficiencia cardiaca ha
sido poco analizado. Ahora, un gran estudio realizado sobre casi 15.000
personas muestra que tomar siete bebidas a la semana en la mediana edad media
parece estar asociado con una reducción de insuficiencia cardiaca de un 20% en
los varones cuando se comparaba con los que no beben nada y de un 16% en las
mujeres.
La insuficiencia cardíaca se produce porque
el corazón es incapaz bombear la suficiente sangre; la causa más habitual es
que el músculo del corazón se ha dañado, por ejemplo, por un ataque al corazón.
Pero hay otras razones: hipertensión arterial, enfermedad del músculo cardíaco
o miocardiopatía, problemas en las válvulas del corazón, arritmias o latido
cardíaco irregular, infecciones virales, consumo excesivo de alcohol o de
drogas recreativas y efectos secundarios de la radioterapia para el cáncer. De
hecho se calcula que afecta a más de 23 millones de personas en todo el mundo,
lo que la convierte en un grave problema de salud.
El estudio que ahora presentan Scott
Solomon, de la Escuela de Medicina de Harvard,
y Alexandra Gonçalves, del Hospital de
Mujeres Brigham de Boston (EE.UU.), se basa en el análisis de los
datos de 14.629 personas de entre 45 a 64 años que participaban en el Estudio Atherosclerosis
Risk in Communities. Los investigadores siguieron a los
participantes de 24 a 25 años, hasta finales de 2011, y se les preguntó acerca
de su consumo de alcohol en diferentes momentos: en el comienzo del estudio y
en cada una de las tres visitas posteriores realizadas a intervalos de tres
años.
Cuánto beber
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Pero, ¿qué cantidad de alcohol? Los
investigadores definieron una bebida como aquella que contiene 14g de alcohol,
lo que equivale aproximadamente a una copa de vino (125 ml), un poco más de
un cuarto de litro de cerveza y menos ‘chupito’ de licor como whisky o vodka.
Así, los autores del trabajo dividieron a los participantes en seis grupos:
abstemios (nunca había bebido alcohol), ex-bebedores, personas que bebían hasta
siete bebidas por semana, o entre 7 y 14 bebidas, 14 y 21 bebidas o más de 21 a
la semana.
En total, 1.271 hombres y 1.237 mujeres
desarrollaron insuficiencia cardíaca durante el periodo que duró el estudio. La
menor tasa de problemas cardíacos se observó en aquellas personas que tomaban
hasta 7 bebidas por semana, mientras que la más elevada se apreció en los
exbebedores, explican los investigadores.
Después de tomar en cuenta varios factores
que podrían afectar a los resultados -edad, diabetes, hipertensión arterial,
infarto o enfermedad del corazón, índice de masa corporal, niveles de
colesterol, actividad física, educación y tabaquismo-, los investigadores
concluyeron que los varones que consumían hasta siete bebidas a la semana
tenían un 20% menos riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca en comparación
con los abstemios, mientras que el riesgo se redujo en un 16% en las mujeres
que consumen la misma cantidad. El estudio también ha visto que el mayor riesgo
de insuficiencia cardiaca era para aquellos que había bebido alcohol pero ya no
lo hacían: de un 19% y 17% en hombres y mujeres, respectivamente, en
comparación con los abstemios.
La menor tasa de problemas cardíacos se observó en aquellas personas que
tomaban hasta 7 bebidas por semana
Los clasificados como ex bebedores al
inicio del estudio tenían un mayor riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca
y de muerte por cualquier causa en comparación con los abstemios. Según
Salomon, «esto podría estar relacionado con los motivos por los que habían
dejado de beber; por ejemplo, porque ya habían desarrollado problemas de salud
que podrían haberles hecho más propensos a pasar a desarrollar insuficiencia
cardíaca».
Curiosamente, entre los hombres y las
mujeres que consumían la mayor cantidad de alcohol (14
o más bebidas a la semana), el riesgo de insuficiencia cardíaca no era muy
diferente en comparación con el riesgo que tenían los abstemios. Se sabe que
beber cantidades excesivas de alcohol durante largas temporadas aumenta el
riesgo de miocardiopatía, sin embargo, el número de grandes bebedores en este
estudio era pequeño, los que podría haber comprometido los resultados. Pero
cuando los investigadores examinaron la muerte por cualquier causa, vieron un
incremento del riesgo de muerte del 47% para los hombres y de un 89% en las
mujeres que reconocieron haber consumido 21 o más bebidas a la semana al
comienzo del estudio.
Salomón cree que los datos sugieren que
beber alcohol con moderación no aumenta el riesgo de insuficiencia cardíaca e
incluso puede ser beneficioso. «Ningún nivel de consumo de alcohol se
asoció con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca», subraya aunque reconoce,
no obstante, que el uso excesivo de alcohol es, «sin duda, un factor de riesgo
de mortalidad por cualquier causa».
Otro dato del trabajo es que el efecto
protector del consumo moderado de alcohol era menor en las mujeres que en los
hombres. Los autores piensan que la causa puede estar en que las mujeres
metabolizan el alcohol de manera diferente a los hombres y puede afectarlas de
manera diferente.
¿Protector?
No obstante el estudio no resuelve algunas
dudas: por ejemplo, ¿qué tipo de alcohol es más beneficioso?. Debido a que la
mayoría de los bebedores consumían más de un tipo de bebida los investigadores
no han podido evaluar diferencias entre los tipos de bebida. «Es importante
tener en cuenta que el estudio muestra que hay una asociación entre el consumo
de cantidades moderadas de alcohol y un menor riesgo de insuficiencia cardíaca,
pero esto no significa necesariamente que el consumo moderado de alcohol
disminuya dicho riesgo. Además –añade Salomon-, hay que tener en cuenta que
otros factores de estilo de vida podrían afectar el riesgo de una persona».