¿Por qué se tienen náuseas y vómitos durante el embarazo?
Los expertos aseguran que, en la mitad de los casos, los síntomas mejoran o desaparecen alrededor de la semana 12 de gestación y solo en el 10% de los mismos perduran hasta el parto
Cada mañana, Coral se levantaba de la cama con el “estómago del revés”. Hacía un par de semanas que se había confirmado su embarazo, pero, incluso antes de que la prueba lo hiciera “oficial”, los vómitos y náuseas habían empezado a ser habituales a lo largo del día. No podía pensar en comer, cualquier alimento le producía repulsión. No había jornada en la que no fuera al baño a vomitar dos o tres veces. Una circunstancia que la debilitaba provocándole una desagradable sensación de mareo, dolor abdominal y, a veces, dolor de cabeza. Esta bien podría ser es la historia de Carmen, Laura, Esther, María… o de cualquiera de las mujeres que forman parte del 50 al 80% de la población gestante y padece este tipo de síntomas durante el primer trimestre del embarazo.
La doctora Ana Gaitero, ginecóloga, obstetra y especialista en Reproducción Asistida del Hospital Vithas Madrid Aravaca (Madrid), señala que las náuseas y vómitos en las mujeres gestantes suelen ser los síntomas más frecuentes al inicio del embarazo. Estos síntomas, dice esta doctora, “es más frecuente que aparezcan por la mañana, aunque pueden presentarse durante todo el día, afectando a la vida habitual de la mujer. No suelen perjudicar al estado metabólico, pero si son graves pueden dar lugar a deshidratación e incluso precisar ingreso hospitalario”.
El principal motivo que propicia la aparición de náuseas y vómitos durante la gestación está relacionado con la causa hormonal que, según la ginecóloga y obstetra del Hospital Vithas Madrid Aravaca, “aparece cuando empieza a elevarse la hormona del embarazo en sangre (BHCG), con el aumento de la progesterona, que contribuye al enlentecimiento del tránsito intestinal y a la relajación del esfínter esofágico inferior, y con el ascenso de estrógenos. También pueden contribuir causas inmunológicas o alérgicas, como reacción materna ante la presencia del embrión”. Por su parte, Concha Martín Perpiñán, ginecóloga e integrante de la Federación de Planificación Familiar (FPFE), además de los factores anteriormente citados, sostiene que la aparición de vómitos y náuseas también podrían estar relacionados con “la leptina, la hormona de crecimiento placentaria, la prolactina, la tiroxina y las hormonas adrenocorticales”. Además, continúa esta integrante de la Federación de Planificación Familiar, “también existe al parecer una predisposición étnica o familiar (Grjibovski et al., 2008) y se cree que existe una base psicógena de conflicto emocional relacionado con el propio hecho de la gestación”.
Náuseas y vómitos suelen presentarse al inicio de la gestación, desde la semana 5 y generalmente con más intensidad por la mañana. “En la mitad de los casos mejoran o desaparecen alrededor de la semana 12 de gestación y solo en el 10% de los casos permanecen durante todo el embarazo. Suelen acompañarse de sensación de mareo y malestar general y, en ocasiones, se desencadenan con olores fuertes, altas temperaturas o determinados sabores”, mantiene la doctora Ana Gaitero.
La ginecóloga Concha Martín Perpiñán apunta que el sexo del feto o el número de embriones podrían ser elementos que podrían influir en el desarrollo, por parte de la madre gestante, de este tipo de síntomas. “Lo cierto es que los embarazos gemelares presentan con más frecuencia este cuadro clínico. También se ha detectado que los embarazos en los que el feto es femenino pueden presentar estos síntomas en una proporción de 1.5 respecto a los embarazos de fetos masculinos (Schiff et al., 2004; Tan et al., 2006)”, afirma la representante de la Federación de Planificación Familiar.
La doctora Ana Gaitero subraya que existen algunos consejos y remedios naturales fáciles de implementar al inicio de la aparición de esta sintomatología, como serían:
Seguir una dieta saludable haciendo comidas pequeñas cada poco tiempo, con alimentos bajos en grasa y ricos en proteínas o hidratos de carbono, como yogures desnatados, galletas, pan, frutos secos, o verduras frescas.
Aprender a escuchar al cuerpo, comer poco cuando se sienta hambre y evitar las situaciones desencadenantes como las comidas picantes, los fritos, sabores fuertes, comidas muy calientes... Las infusiones de menta o jengibre en ocasiones mejoran la sintomatología.
La ingesta de polivitamínicos con ácido fólico (al menos 400 microgramos), recomendados en las fases previas y durante el embarazo, ha demostrado disminuir las náuseas y vómitos.
Si estas medidas son insuficientes se pautan tratamientos con fármacos antieméticos, aquellos indicados para tratar náuseas y vómitos, como el Cariban®, que contiene antihistamínicos y vitamina B6, o el Primperán®, y que no han demostrado riesgos con su toma durante el embarazo.
Y siempre, prosigue la doctora Ana Gaitero, “es necesario consultar con un ginecólogo de confianza, que le ayudará y recomendará el mejor tratamiento en tu caso”.
En el caso de que sea necesaria la hospitalización de la gestante, la ginecóloga Concha Martín Perpiñán explica que “entre los factores que incrementan el riesgo de ingreso hospitalario se encuentran el hipertiroidismo, un embarazo molar previo, diabetes, enfermedades digestivas y asma (Fell et al., 2006). También, y aunque ocurre en menos del 1% de los casos, en algunas mujeres el vómito puede ser tan intenso que la deshidratación, los trastornos electrolíticos, las alteraciones acido-básicas y la cetosis por inanición se vuelven problemas graves (esto se denomina hiperemesis gravídica) que requieren de hospitalización y de tratamiento parenteral de reposición de electrolitos”.
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