7 reglas sencillas para una alimentación saludable
Cada cierto tiempo se
escuchan nuevas teorías sobre lo que es bueno y malo comer, sobre las
cantidades, sobre cómo y cuándo debemos alimentarnos...
Comer en casa, y en familia,
contribuye a mantener una dieta sana y equilibrada.
Lo que es válido para hoy,
no lo será para mañana porque la Nutrición es un campo en el que se investiga
constantemente. Aunque, por suerte, hay unas pocas cosas que podemos asegurar.
Estas
recomendaciones, publicadas en The New York
Times, están basadas en los consejos de los expertos como Michael Pollan, autor
de varios bestsellers sobre nutrición, y son aptas para personas sanas y
sin trastornos metabólicos.
Antes de empezar queremos
dejar claro que ningún nutriente será demonizado y tampoco será
considerado un remedio milagroso.
1. Intenta que tu dieta
tenga variedad de alimentos. Estos incluye las frutas y verduras, pero
también la carne, el pescado, las aves y los huevos que no han sido procesados.
Repito, no procesados. En otras palabras, cuando hagas la compra, pasa
de largo en los estantes de comida preparados o alimentos modificados.
Por ejemplo, opta por el
arroz integral en lugar del arroz blanco. Cereales integrales en lugar de
granos refinados. Y recuerda, que es muchos mejor comer dos manzanas (enteras y
a mordiscos) que beberse los mismos 27 gramos de azúcar en un vaso de zumo.
Por supuesto, todo tiene un
límite. La pasta, por ejemplo, la tendrás que comprar preparada. ¡No vas a
hacerla tú! Y tampoco te vas a poner a moler su propia harina o extraer tu
propio aceite. Pero si debes tratar de comer menos cantidad de éste y otros
tipos de alimentos procesados.
Nos referimos a alimentos
como el pan blanco, las patatas fritas o las galletas. También a las carnes
procesadas, cuyo consumo se asocia con peores resultados de salud.
2. Siempre que puedas come
en casa. Es una buena manera de evitar los ingredientes procesados y te
permite llevar un control de todo lo que comes, con la ventaja añadida de que
puedes elegir los sabores que prefieras.
3. Usa sin miedo, cuando sea
necesario en la preparación de alimentos, la sal y las grasas,
incluyendo la mantequilla y el aceite. ¡No son el enemigo! Hacen que la comida
esté sabrosa. La clave aquí es la moderación. Usa lo que necesites, sin
volverte loco.
4. Cuando comas fuera, elige
restaurantes que preparen y elaboren todos sus platos con productos
frescos, no con alimentos preparados. En serio, te encontrarás mejor si evitas
la comida procesada.
Cuando hagas la compra evita los
alimentos procesados o refinados.
5. Bebe agua,
preferentemente. Aunque está permitido tomar un poco de alcohol, café y otras
bebidas. Hay muchos estudios que demuestran que comer o beber ciertas cosas
previene o causa el cáncer, y el alcohol y el café suelen estar incluidos. Pero
lo que es seguro (y hay evidencias) es que un consumo moderado aporta
beneficios.
6. Por cierto, las bebidas
con calorías merecen el mismo tratamiento que el alcohol. Esto quiere decir que
debes tomarlas con moderación, incluso la leche (que tiene calorías).
Es mejor tomar la fruta en piezas
(entera) que en zumos o batidos.
Y aquí entran también los
refrescos, zumos, batidos, etc. Puedes tenerlos en casa, porque es normal que
de vez en cuando te apetezca tomar algo, pero no debes consumirlos por sistema.
7. Come con otras
personas, especialmente con las que más te importan, tan a menudo como sea
posible.
Esto tiene beneficios, más
allá de los nutricionales. Te esforzarás en preparar la comida, escogerás
alimentos saludables al preocuparte por la salud de los demás, comerás más
despacio al charlar con ellos, y también, comerás más contento al estar
acompañado.
Por último, recuerda que
ningún alimento es malo y prohibir algo tiene más desventajas que beneficios.
Así que no seáis demasiado estrictos.
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