La
banca advierte: el rescate financiero no servirá para reactivar el
flujo crediticio
F.
Tadeo / L. Miyar
E
Las
empresas y las familias tienen la esperanza de que la ayuda europea a
la banca sirva, de una vez por todas, para mejorar el flujo del
crédito, aunque sea de una manera moderada. Estas esperanzas podrían
verse truncadas de acuerdo con distintas fuentes del sector
financiero, que descartan una reactivación de los préstamos. Al
menos, a corto plazo.
Esta
advertencia contradice el mensaje que intentó trasladar el ministro
Luis de Guindos
el sábado en su comparecencia para anunciar la petición de los
100.000 millones a la Comisión Europea para sanear la banca.
Entonces confió en que el rescate pudiera reactivar el crédito a la
economía porque las entidades estarán en mejor situación debido a
su mayor capitalización.
Desde
distintas entidades se asegura que el endurecimiento de las
provisiones, que se exigirán con la esperada tercera reforma de De
Guindos, es contradictorio a un aumento de la inversión crediticia,
a pesar de que éste sea el objetivo último de las reformas
emprendidas por el Ministerio de Economía. "No podemos
incrementar nuestro riesgo, porque esto supone que tenemos que llevar
a cabo mayores dotaciones", sostienen. Para próximos meses el
sistema espera una nueva vuelta de tuerca en las reservas para hacer
frente a las pérdidas por el volumen de préstamos no inmobiliarios,
es decir, para los concedidos a empresas y familias.
Según
los cálculos de los expertos,
entre ellos ING, esta nueva reforma, prevista para agosto o
septiembre,
obligará a las entidades a aprovisionar entre 35.000 y 50.000
millones adicionales.
Menos
y más caros
El
presidente del Popular, Ángel Ron, sostenía el lunes ante la junta
de accionistas del banco que "requerimientos
desmedidos de capital por la vía de mayores provisiones para las
carteras sanas no harán sino encarecer y restringir el crédito a
los emprendedores que nuestra economía necesita como motor del
empleo".
Desde
otra entidad financiera, un alto directivo afirma que, a pesar de las
declaraciones del Gobierno, el objetivo de reactivar el crédito no
es prioritario, sino, a través del rescate "alejar la
posibilidad de que el Tesoro se quede sin capacidad de refinanciar la
deuda soberana".
Uno
de los temores del sector es que la UE imponga esa tercera reforma
financiera a cambio de las ayudas de hasta 100.000 millones de euros.
Una de las recomendaciones que hizo Bruselas a nuestro país hace
quince días fue precisamente que aumentara el nivel de dotaciones de
la banca por sus créditos a empresas y familias. Los dos decretos
anteriores sólo hacían referencia a los préstamos inmobiliarios,
tanto sanos como en morosos y subestándar (a corriente de sus
obligaciones pero con probabilidad de llegar a incurrir en impagos),
además de los activos adjudicados. Para ello tendrán que llevar a
cabo provisiones por un importe de 84.000 millones.
"El
dinero que va a dar Europa será para tapar agujeros y para que los
grupos que lo necesiten puedan hacer frente a los requerimientos
establecidos en los decretos, no para destinarlos a préstamos",
explican las mismas fuentes.
El
ministro de Economía, por otro lado, también expresó la idea de
que la banca volverá a dar créditos cuando pueda volver a acudir a
los mercados mayoristas para refinanciarse. El rescate, en el corto
plazo, no cubre esta meta, sino que la inyección multimillonaria en
el sector sustituye el papel de los mercados.
En
alguna entidad se muestran ligeramente optimistas sobre una evolución
positiva a medio y largo plazo a la financiación, ya que consideran
que el rescate servirá para reducir las tensiones en los mercados y
permitir una recuperación de la economía.
La vinculación entre préstamos y crecimiento es total. Hasta que el
país no despunte será imposible que la banca abra la mano de los
créditos.
Otro
de los argumentos que esgrimen en el sector para estimar una caída
de la financiación sigue siendo la inexistencia de demanda solvente
suficiente y que siguen otorgando entre el 60 y el 80 por ciento del
dinero solicitado cuyas posibilidades de pago son altas.
No
obstante, una de las quejas más habituales de los empresarios y de
las familias es que las condiciones cada vez son más exigentes para
poder acceder un préstamo.
Entre
ellos el tipo de interés. A pesar de que el euribor (referencia que
se toma para este tipo de operaciones) está cayendo en los últimos
meses, las entidades están encareciendo los diferenciales, lo que en
muchos de los casos hace que para los clientes sea prácticamente
imposible la devolución de los fondos. Según los últimos datos del
Banco de España, el tipo de interés medio aplicado para los hogares
se sitúa en torno al 4,5 por ciento, mientras que para las empresas
supera el 4 por ciento.
Con
recesión, más morosidad
Nadie
en el sector espera que, una vez pasada la crisis, se mantengan los
criterios de concesión de créditos. Los
excesos del pasado se purgarán con una prudencia extrema en el
futuro.
De
momento y hasta que eso suceda, en el corto plazo la mayor parte del
sistema financiero prevé un aumento de la morosidad debido a la
recesión económica. Este hecho hace que tengan que provisionar más
dinero y, por tanto, reduce sus beneficios.
No
sólo el sector se muestra pesimista con la evolución de la
morosidad.
El Banco de España, en su último informe de Estabilidad Financiera
afirmaba que con las previsiones de desempleo,
el crédito hipotecario se deteriorará más, aunque es la parte de
los préstamos que resiste mejor la crisis. En cuanto a los créditos
inmobiliarios y constructor, el mayor lastre de las cuentas y balance
del sector, la ratio de mora se sitúa ya en el 20,9 por ciento y no
se espera mejoría alguna durante este año.
El
supervisor, en el mismo informe, expresa que sus previsiones sobre el
crédito es que en 2012 siga disminuyendo, como lo hizo a lo largo de
todo 2011. Ni siquiera, afirma, las subastas de liquidez
extraordinarias del Banco Central Europeo (BCE) de diciembre y
febrero, ni la reforma bancaria de De Guindos pueden contribuir a
esperar un cambio de tendencia: "No
cabe esperar un repunte del crédito en los próximos meses".
A
cierre de 2011, la contracción del préstamo para familias era del
2,9 por ciento y del 3,7 por ciento para empresas no inmobiliarias.
Las
últimas modificaciones normativas en España y las futuras, no
ayudan, sino todo lo contrario, a que se abra el grifo crediticio
para hogares y pymes. En 2012, por desgracia, sólo habrá más
escasez.
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