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miércoles, 13 de junio de 2012

La banca advierte: el rescate financiero no servirá para reactivar el flujo crediticio


La banca advierte: el rescate financiero no servirá para reactivar el flujo crediticio
F. Tadeo / L. Miyar


E
Las empresas y las familias tienen la esperanza de que la ayuda europea a la banca sirva, de una vez por todas, para mejorar el flujo del crédito, aunque sea de una manera moderada. Estas esperanzas podrían verse truncadas de acuerdo con distintas fuentes del sector financiero, que descartan una reactivación de los préstamos. Al menos, a corto plazo.


Esta advertencia contradice el mensaje que intentó trasladar el ministro Luis de Guindos el sábado en su comparecencia para anunciar la petición de los 100.000 millones a la Comisión Europea para sanear la banca. Entonces confió en que el rescate pudiera reactivar el crédito a la economía porque las entidades estarán en mejor situación debido a su mayor capitalización.
Desde distintas entidades se asegura que el endurecimiento de las provisiones, que se exigirán con la esperada tercera reforma de De Guindos, es contradictorio a un aumento de la inversión crediticia, a pesar de que éste sea el objetivo último de las reformas emprendidas por el Ministerio de Economía. "No podemos incrementar nuestro riesgo, porque esto supone que tenemos que llevar a cabo mayores dotaciones", sostienen. Para próximos meses el sistema espera una nueva vuelta de tuerca en las reservas para hacer frente a las pérdidas por el volumen de préstamos no inmobiliarios, es decir, para los concedidos a empresas y familias.
Según los cálculos de los expertos, entre ellos ING, esta nueva reforma, prevista para agosto o septiembre, obligará a las entidades a aprovisionar entre 35.000 y 50.000 millones adicionales.
Menos y más caros
El presidente del Popular, Ángel Ron, sostenía el lunes ante la junta de accionistas del banco que "requerimientos desmedidos de capital por la vía de mayores provisiones para las carteras sanas no harán sino encarecer y restringir el crédito a los emprendedores que nuestra economía necesita como motor del empleo".
Desde otra entidad financiera, un alto directivo afirma que, a pesar de las declaraciones del Gobierno, el objetivo de reactivar el crédito no es prioritario, sino, a través del rescate "alejar la posibilidad de que el Tesoro se quede sin capacidad de refinanciar la deuda soberana".
Uno de los temores del sector es que la UE imponga esa tercera reforma financiera a cambio de las ayudas de hasta 100.000 millones de euros. Una de las recomendaciones que hizo Bruselas a nuestro país hace quince días fue precisamente que aumentara el nivel de dotaciones de la banca por sus créditos a empresas y familias. Los dos decretos anteriores sólo hacían referencia a los préstamos inmobiliarios, tanto sanos como en morosos y subestándar (a corriente de sus obligaciones pero con probabilidad de llegar a incurrir en impagos), además de los activos adjudicados. Para ello tendrán que llevar a cabo provisiones por un importe de 84.000 millones.
"El dinero que va a dar Europa será para tapar agujeros y para que los grupos que lo necesiten puedan hacer frente a los requerimientos establecidos en los decretos, no para destinarlos a préstamos", explican las mismas fuentes.
El ministro de Economía, por otro lado, también expresó la idea de que la banca volverá a dar créditos cuando pueda volver a acudir a los mercados mayoristas para refinanciarse. El rescate, en el corto plazo, no cubre esta meta, sino que la inyección multimillonaria en el sector sustituye el papel de los mercados.
En alguna entidad se muestran ligeramente optimistas sobre una evolución positiva a medio y largo plazo a la financiación, ya que consideran que el rescate servirá para reducir las tensiones en los mercados y permitir una recuperación de la economía. La vinculación entre préstamos y crecimiento es total. Hasta que el país no despunte será imposible que la banca abra la mano de los créditos.
Otro de los argumentos que esgrimen en el sector para estimar una caída de la financiación sigue siendo la inexistencia de demanda solvente suficiente y que siguen otorgando entre el 60 y el 80 por ciento del dinero solicitado cuyas posibilidades de pago son altas.
No obstante, una de las quejas más habituales de los empresarios y de las familias es que las condiciones cada vez son más exigentes para poder acceder un préstamo.
Entre ellos el tipo de interés. A pesar de que el euribor (referencia que se toma para este tipo de operaciones) está cayendo en los últimos meses, las entidades están encareciendo los diferenciales, lo que en muchos de los casos hace que para los clientes sea prácticamente imposible la devolución de los fondos. Según los últimos datos del Banco de España, el tipo de interés medio aplicado para los hogares se sitúa en torno al 4,5 por ciento, mientras que para las empresas supera el 4 por ciento.
Con recesión, más morosidad
Nadie en el sector espera que, una vez pasada la crisis, se mantengan los criterios de concesión de créditos. Los excesos del pasado se purgarán con una prudencia extrema en el futuro.
De momento y hasta que eso suceda, en el corto plazo la mayor parte del sistema financiero prevé un aumento de la morosidad debido a la recesión económica. Este hecho hace que tengan que provisionar más dinero y, por tanto, reduce sus beneficios.
No sólo el sector se muestra pesimista con la evolución de la morosidad. El Banco de España, en su último informe de Estabilidad Financiera afirmaba que con las previsiones de desempleo, el crédito hipotecario se deteriorará más, aunque es la parte de los préstamos que resiste mejor la crisis. En cuanto a los créditos inmobiliarios y constructor, el mayor lastre de las cuentas y balance del sector, la ratio de mora se sitúa ya en el 20,9 por ciento y no se espera mejoría alguna durante este año.
El supervisor, en el mismo informe, expresa que sus previsiones sobre el crédito es que en 2012 siga disminuyendo, como lo hizo a lo largo de todo 2011. Ni siquiera, afirma, las subastas de liquidez extraordinarias del Banco Central Europeo (BCE) de diciembre y febrero, ni la reforma bancaria de De Guindos pueden contribuir a esperar un cambio de tendencia: "No cabe esperar un repunte del crédito en los próximos meses".
A cierre de 2011, la contracción del préstamo para familias era del 2,9 por ciento y del 3,7 por ciento para empresas no inmobiliarias.
Las últimas modificaciones normativas en España y las futuras, no ayudan, sino todo lo contrario, a que se abra el grifo crediticio para hogares y pymes. En 2012, por desgracia, sólo habrá más escasez.


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