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domingo, 7 de julio de 2024

¿PREDICEN LOS SUEÑOS EL FUTURO? MIENTRAS DORMIMOS, LAS NEURONAS ENSAYAN LO QUE VA A PASAR

 

¿PREDICEN LOS SUEÑOS EL FUTURO? MIENTRAS DORMIMOS, LAS NEURONAS ENSAYAN LO QUE VA A PASAR

 

Una nueva investigación permite observar directamente y en tiempo real la neuroplasticidad durante el sueño

Aunque las premoniciones son cosa de fantasía, resulta que algunos sueños pueden predecir el futuro. Una nueva investigación ha descubierto que, durante el sueño, algunas neuronas no sólo reproducen el pasado reciente, sino que también anticipan experiencias futuras.

Este descubrimiento forma parte de una serie de descubrimientos aportados por un estudio sobre el sueño y el aprendizaje publicado en Nature por un equipo de investigadores de la Universidad Rice y la Universidad de Michigan. La investigación ofrece una visión sin precedentes de cómo las neuronas individuales del hipocampo de las ratas estabilizan y afinan las representaciones espaciales durante los periodos de descanso que siguen a la primera vez que los animales recorren un laberinto.

«Ciertas neuronas se disparan en respuesta a estímulos específicos», explica Kamran Diba, profesor asociado de anestesiología en Michigan y autor correspondiente del estudio. «Las neuronas de la corteza visual se disparan cuando se les presenta el estímulo visual apropiado. Las neuronas que estudiamos muestran preferencias de lugar».

Junto con colaboradores del Laboratorio de Circuitos Neuronales y Memoria de Michigan, dirigido por Diba, el neurocientífico de Rice Caleb Kemere ha estado estudiando el proceso por el que estas neuronas especializadas producen una representación del mundo tras una nueva experiencia. En concreto, los investigadores rastrearon ondulaciones de ondas agudas, un patrón de activación neuronal que se sabe que desempeña un papel en la consolidación de nuevos recuerdos y que, más recientemente, también se ha demostrado que marca qué partes de una nueva experiencia se van a almacenar como recuerdos.

«En este trabajo observamos por primera vez cómo estas neuronas individuales estabilizan las representaciones espaciales durante los periodos de descanso», afirma Kemere, profesor asociado de ingeniería eléctrica e informática y de bioingeniería en Rice.

EL MOTIVO POR EL QUE SOÑAMOS

El sueño es fundamental para la memoria y el aprendizaje. La ciencia ha cuantificado esta antigua intuición midiendo el rendimiento en pruebas de memoria después de una siesta frente a después de un periodo de vigilia o incluso de privación de sueño.

Hace un par de décadas, los científicos también descubrieron que las neuronas del cerebro de animales dormidos a los que se había permitido explorar un nuevo escenario justo antes de descansar se disparaban de forma que reproducían las trayectorias de los animales durante la exploración. Este hallazgo concordaba con el conocimiento de que el sueño ayuda a que las nuevas experiencias cristalicen en recuerdos estables, lo que sugiere que las representaciones espaciales de muchas de estas neuronas especializadas del hipocampo son estables durante el sueño. Sin embargo, los investigadores querían saber si había algo más.

«Imaginábamos que algunas neuronas podrían cambiar sus representaciones reflejando la experiencia que todos hemos tenido de despertarnos con una nueva comprensión de un problema», dijo Kemere. «Demostrar esto, sin embargo, requería que rastreáramos cómo las neuronas individuales logran la sintonización espacial, es decir, el proceso por el cual el cerebro aprende a navegar por una nueva ruta o entorno».

Los investigadores entrenaron a ratas para que corrieran de un lado a otro de una pista elevada con una recompensa líquida en cada extremo y observaron cómo las neuronas individuales del hipocampo de los animales hacían «picos» en el proceso. Calculando la tasa media de espigas a lo largo de muchas vueltas, los investigadores pudieron estimar el campo de posición de las neuronas, es decir, el área del entorno que más «importaba» a una neurona determinada.

«Lo más importante es que los campos de posición se calculan a partir del comportamiento del animal», explica Kemere, que subraya la dificultad de evaluar qué ocurre con los campos de posición durante los periodos de descanso, cuando el animal no se mueve físicamente por el laberinto.

«Llevo mucho tiempo pensando cómo podemos evaluar las preferencias de las neuronas fuera del laberinto, por ejemplo durante el sueño», dijo Diba. «Abordamos este reto relacionando la actividad de cada neurona individual con la actividad de todas las demás neuronas».

Esta fue la innovación clave del estudio: Los investigadores desarrollaron un método estadístico de aprendizaje automático que utilizaba las demás neuronas estudiadas para trazar una estimación de dónde soñaba estar el animal. A continuación, utilizaron esas posiciones soñadas para estimar el proceso de sintonización espacial de cada neurona en sus conjuntos de datos.

«La capacidad de rastrear las preferencias de las neuronas incluso sin un estímulo fue un avance importante para nosotros», afirma Diba.

Tanto Diba como Kemere elogiaron a Kourosh Maboudi, investigador postdoctoral en Michigan y autor principal del estudio, por su papel en el desarrollo del método de sintonización aprendida.

LAS PREDICCIONES DEL FUTURO DURANTE LOS SUEÑOS SON REALES PARA NOSOTROS

El método confirmó que las representaciones espaciales que se forman durante la experiencia de un nuevo entorno son, para la mayoría de las neuronas, estables a lo largo de varias horas de sueño tras la experiencia. Pero, como los investigadores habían previsto, la historia iba más allá.

«Lo que más me gustó de esta investigación y la razón por la que me entusiasmó tanto fue descubrir que no se trata necesariamente de que durante el sueño lo único que hagan estas neuronas sea estabilizar un recuerdo de la experiencia», explica Kemere. «Resulta que algunas neuronas acaban haciendo algo más.

«Podemos ver estos otros cambios que se producen durante el sueño, y cuando volvemos a poner a los animales en el entorno por segunda vez, podemos validar que estos cambios realmente reflejan algo que se aprendió mientras los animales estaban dormidos. Es como si la segunda exposición al espacio ocurriera realmente mientras el animal duerme».

Esto es significativo porque constituye una observación directa de la neuroplasticidad mientras está ocurriendo durante el sueño. Kemere subrayó que casi todas las investigaciones sobre plasticidad que examinan los mecanismos que permiten a las neuronas recablearse y formar nuevas representaciones analizan lo que ocurre durante los periodos de vigilia, a medida que se presentan los estímulos, y no durante el sueño, cuando los estímulos pertinentes están ausentes.

«Parece que la plasticidad o el recableado en el cerebro requieren escalas de tiempo realmente rápidas», dijo Diba, señalando la fascinante relación entre la duración de la experiencia real, «que puede ocupar el lapso de segundos, minutos, pero también horas o días», y los recuerdos reales, «que están súper comprimidos».

«Si recuerdas algo, el recuerdo es instantáneo», dijo Diba, haciendo referencia a un famoso pasaje literario del escritor modernista francés Marcel Proust en el que un recuerdo de la infancia desenrolla todo un mundo perdido de experiencias pasadas en apenas un instante.

El estudio es un ejemplo de los avances de la neurociencia en las últimas décadas gracias al progreso tecnológico en el diseño de sondas neuronales estables y de alta resolución y a la capacidad de cálculo basada en el aprendizaje automático.

A la luz de estos avances, Kemere afirmó que la ciencia del cerebro está preparada para realizar progresos significativos en el futuro, al tiempo que expresó su preocupación por el impacto de los recientes recortes presupuestarios en la investigación continuada.

«Es muy posible que si empezáramos a trabajar hoy, no hubiéramos podido hacer estos experimentos y obtener estos resultados», dijo Kemere. «Sin duda estamos agradecidos de que se diera la oportunidad».

miércoles, 7 de febrero de 2024

Ocho mitos sobre el ejercicio que necesitás dejar de creer

 

Ocho mitos sobre el ejercicio que necesitás dejar de creer.



NUEVA YORK.– Cuando se hace bien, el ejercicio puede ser una auténtica droga milagrosa. Pero si seguís los consejos equivocados, es fácil que te lesiones. Por ejemplo, la abdominal alguna vez fue considerada el ejercicio de referencia para el core (los músculos de la pared abdominal), pero ahora sabemos que puede empeorar el dolor lumbar.

La cultura del ejercicio está plagada de ideas erróneas de este tipo, debido a la constante evolución de la ciencia y a los influencers que comparten consejos basados en “anécdotas y saberes del gimnasio”, comentó Brad Schoenfeld, profesor de Ciencias del ejercicio en el Lehman College de Nueva York. “Una vez que esas opiniones se difunden entre el público y se arraigan, son difíciles de cambiar”.

Le pedí a más de una decena de expertos del acondicionamiento físico que compartieran los mitos que escuchan con mayor frecuencia entre clientes y pacientes y que desearían poder desmentir.

Mito 1: deberías estirarte antes del ejercicio

Si has estado en una clase de gimnasia de la escuela, tal vez te dijeron que le dedicaras unos minutos a estirar antes de hacer ejercicio. Pero investigaciones recientes han descubierto que hacer estiramientos antes de ejercitarse es ineficaz para prevenir lesiones y puede ser contraproducente. Esto se debe a que estirar un músculo durante más de 90 segundos disminuye su fuerza de manera momentánea.

Solo debilitaste temporalmente todos los grupos musculares que intentas entrenar”, comentó Josh Goldman, director asociado del Centro de Medicina Deportiva de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en Los Ángeles.

Si en verdad te gusta la sensación de estiramiento antes de la actividad física, no mantengas el estiramiento durante mucho tiempo, dijo Goldman.

Si deseás prepararte de manera más eficaz para el ejercicio, realizá un calentamiento dinámico; es decir, una serie de ejercicios activos que hagan fluir la sangre y tensen los músculos un poco. El experto recomienda dejar los estiramientos para otro momento. “Me gusta decir a la gente que los haga antes de acostarse”, ya que así les da tiempo a los músculos para recuperarse antes de volver a moverse.

Mito 2: hay que levantar mucho peso para hacer músculo

Schoenfeld, quien estudia cómo se desarrollan los músculos, dice que no es verdad. Un importante cuerpo de investigación ahora muestra que el levantamiento de pesas relativamente ligeras en, digamos, 30 repeticiones es tan eficaz para generar músculo y fuerza como el levantamiento de pesas que se sienten más pesadas en cinco a 12 repeticiones. Es una cuestión de preferencias personales.

Pero no evites levantar más peso por temor a que te haga verte “muy musculoso”, comentó Jacob Sellon, médico especialista en medicina deportiva de la Clínica Mayo. “En realidad, hace falta mucho esfuerzo” para tener los músculos de Popeye, afirma. “No es algo que sucede solo con el típico entrenamiento de fuerza”.

Mito 3: correr lastima tus rodillas

No temas: las investigaciones ya desmintieron la idea de que correr aumenta el riesgo de padecer osteoartritis e incluso sugieren que puede proteger tus rodillas contra esta enfermedad. De hecho, no moverse aumenta el riesgo de desarrollar osteoartritis, junto a la edad, el peso y la genética.

Durante años, los expertos pensaron que “nuestras rodillas eran como las llantas: si tu auto se mueve muchos kilómetros, desgastás la banda de rodamiento”, explicó Goldman. “Eso no es cierto, porque nuestro cuerpo es dinámico” y nuestras articulaciones pueden regenerarse por sí solas, sobre todo cuando realizamos actividad física con regularidad.

Pero, en definitiva, correr puede causar dolor o lesiones en las rodillas si te excedés en el entrenamiento, comentó Jordan Metzl, médico especialista en medicina deportiva del Hospital for Special Surgery de Nueva York. Metzl llama a esto “violar la regla de los demasiados”: correr demasiado rápido o demasiado lejos demasiado pronto. “Aumenta poco a poco”, dijo. Y si empezás a sentir dolor en la rodilla, acudí con un experto en medicina deportiva a una revisión lo antes posible.

Mito 4: caminar es suficiente para mantenerte en buena condición a medida que envejeces

Caminar es un ejercicio bastante común entre los mayores por una buena razón: se ha demostrado que disminuye el riesgo de las enfermedades cardíacas, la diabetes y algunos tipos de cáncer, así como el riesgo de muerte prematura. Y además es muy sencillo.

Pero caminar no basta para mantenerse en forma con la edad, afirmó Anne Brady, profesora asociada de Ciencias del ejercicio en la Universidad de Carolina del Norte-Greensboro. A partir de los 30 años, la masa muscular disminuye progresivamente, por lo que también hay que centrarse en el entrenamiento de fuerza.

La gente puede hacer actividades diarias con una mínima cantidad de acondicionamiento cardiovascular”, afirmó. “Pero cuando no tienen la fuerza o el poder muscular para hacer sus actividades diarias, ahí es cuando pierden su independencia”.

Hay que complementar las caminatas con sesiones semanales de 20 minutos de entrenamiento de fuerza.

Mito 5: las modificaciones son para principiantes

Elegir hacer una versión menos exigente de un ejercicio —por ejemplo, una lagartija o una plancha con las rodillas en el suelo— no significa que seas débil o un novato o que estés retrocediendo, dijo Stephanie Roth-Goldberg, trabajadora social clínica y terapeuta en Nueva York que trabaja con atletas. Es señal de que escuchás a tu cuerpo y lo mantenés a salvo.

Nuestros cuerpos necesitan cosas distintas cada día”, afirma. “Modificar los ejercicios nos ayuda a trabajar la postura y la conexión mente-cuerpo”.

Mito 6: los corredores y ciclistas no necesitan entrenamiento de resistencia para la parte inferior del cuerpo

Amanda Katz, entrenadora certificada de fuerza y carrera en Nueva York, dice que a menudo tiene que convencer a los clientes que corren o montan en bicicleta de que también necesitan hacer entrenamiento de resistencia para la parte inferior del cuerpo.

Golpear el pavimento o pisar los pedales fortalece la parte inferior del cuerpo, pero no lo suficiente como para estimular un crecimiento muscular significativo, afirmó. Un régimen de entrenamiento de fuerza que incluya sentadillas, zancadas, puentes de glúteos y puntas puede mejorar la densidad ósea y reducir el riesgo de lesiones, además de convertirte en un corredor o ciclista más fuerte.

Mito 7: necesitás caminar 10.000 pasos diarios para estar sano

No. Los científicos del ejercicio desmintieron este mito hace años, pero muchos lo siguen considerando una referencia de buena salud, comentó Cedric Bryant, presidente y director científico del Consejo Estadounidense de Ejercicio.

El mito se remonta a la década de 1960, cuando un fabricante japonés de relojes produjo en serie un podómetro cuyo nombre se traducía como “medidor de 10.000 pasos”. “Por desgracia, ha cobrado vida propia, porque es evidente que las investigaciones no sustentan que haya algo mágico en ese objetivo”, afirmó Bryant.

Las investigaciones más recientes sugieren que los beneficios a la salud de caminar parecen estabilizarse en los 7500 pasos, pero incluso 4000 pasos diarios pueden reducir el riesgo de morir por cualquier causa.

Mito 8: tomar baños helados después de un entrenamiento fuerte mejora la recuperación

Sumergirse en una bañera helada después de un entrenamiento arduo puede parecer una salvación contra las lesiones, ya que ayuda a reducir la inflamación. Pero esto tiene un problema.

No toda la inflamación es mala”, afirmó Goldman. Si te metés a una bañera helada después de cada entrenamiento, podrías retrasar o detener el proceso de reparación.

Goldman explicó que cuando se hace ejercicio, se crea una inflamación útil al forzar estratégicamente los músculos y, a medida que el cuerpo se recupera, se fortalece. Si se quiere tratar una lesión concreta después de un entrenamiento, Goldman recomienda aplicar hielo sobre la lesión o esperar un día antes de darse un baño helado, a fin de dar tiempo a los músculos a iniciar el proceso de reparación.