El Síndrome de Intestino Irritable es un problema, pero un falso mito lo magnifica aún más.
El 'Síndrome de Intestino Irritable' (SII), popularmente conocido como 'colon irritable', es un trastorno funcional digestivo que se caracteriza por la presencia de dolor abdominal recurrente asociado con hinchazón del vientre, flatulencia y cambios del ritmo deposicional, ya sea diarrea, estreñimiento o una combinación de ambos. Es un problema que afecta a todo el intestino, no sólo al colon.
Entre el 10-20 por ciento de la población experimenta estos síntomas a lo largo de su vida, aunque sólo un 15 por ciento de los afectados consultan a un médico por ello.
“Se trata de una enfermedad infradiagnosticada y, generalmente, el diagnóstico se obtiene en base a la sintomatología. Este hecho genera cierta frustración en los pacientes, ya que en ocasiones el entorno relativiza las molestias experimentadas, a pesar de que los casos más agudos pueden llegar a ser incapacitantes”, señala la doctora Ana Isabel Ortiz Gutiérrez, gerente de Salud de Grupo Farmasierra. Sin embargo, los SII afectan a cerca del 15 por ciento de la población y cada vez a más jóvenes, disminuyendo en gran medida la calidad de vida de quien lo sufre.
"El SII no predispone ni comporta una mayor probabilidad de padecer cáncer, enfermedad inflamatoria intestinal ni disminuye la supervivencia. No obstante, puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes lo padecen", nos aclaran desde la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD).
En verano cambiamos de hábitos, frecuentemente de manera drástica, y es importante seguir algunas pautas para logar mantener unos hábitos de vida saludables y controlar todo lo posible un aumento de la sintomatología. Los síntomas del colon irritable coinciden con episodios pasajeros derivados de abundantes ingestas de comida o un cambio significativo en nuestra dieta, por lo que es habitual que en esta época del año las personas afectadas por esta patología se resientan más que nunca.
Sin embargo, siguiendo unas sencillas pautas, se puede facilitar el proceso de digestión. Por ejemplo: llevando una alimentación adecuada, controlando las cantidades de comida que se ingieren, haciendo ejercicio con moderación y ayudando con la ingesta de probióticos específicos.
Todas las guías terapéuticas sobre el Síndrome de Intestino Irritable señalan el uso de probióticos como una de las mejores opciones de tratamiento para mejorar sus molestias. El papel que tienen estos suplementos en este tipo de afecciones es el de reestablecer el equilibrio de la microbiota alterada por el SII.
Otras de las pautas necesarias para cuidar nuestro intestino en verano que resalta la doctora Ortiz, podrían ser:
Reducir lo más posible los platos copiosos y de gran aporte calórico, que hacen que nuestro aparato digestivo se resienta.
Limitar o evitar algunos alimentos de la dieta porque pueden empeorar los síntomas del SII, como alimentos que producen gases e hinchazón (legumbres, coliflor, cebollas, frutos secos, bebidas gaseosas, cereales, arroz y pan de harina integral, pimiento, pepino espárragos y espinacas, entre otros); bebidas con gas, café, chocolate, alcohol; alimentos ricos en grasas, picantes o edulcorantes artificiales.
Evitar el consumo de alcohol y tabaco ya que el tabaquismo es un factor de riesgo ambiental que agrava los síntomas del colon irritable, y el alcohol puede irritar tu mucosa gastrointestinal y podría causar absorción deficiente.
No obstante, la creencia de que el SII se puede curar con un tipo de dieta especial es falsa. El SII es una enfermedad crónica por lo que cualquier consejo o remedio que se presente como curativo será falso. Hay que tener en cuenta que se trata de una enfermedad multifactorial, por ello el aconsejar una dieta baja en grasas y libre de estimulantes, entre otros consejos, ayudará a mejorar los síntomas, pero no debe ser el único tratamiento, sino un complemento.
En este sentido es aconsejable dormir y darse un descanso cuando sea necesario. La conexión entre cerebro e intestino subraya la importancia de tener un buen descanso y cuidar tus horas de sueño.
Con respecto a este último punto, es importante destacar que el intestino y el cerebro se desarrollan en la misma parte del embrión humano. Por lo tanto, no debería sorprenderte saber que el tracto gastrointestinal cuenta con un suministro muy rico de terminaciones nerviosas por lo que en ocasiones se le conoce como “el pequeño cerebro”.
Normalmente, tus intestinos y cerebro trabajan juntos para controlar la digestión. Esto sucede a través de las hormonas, nervios y señales liberadas por las bacterias buenas que viven en tu intestino. En el colon irritable, estas señales de colaboración se distorsionan, lo que ocasiona una tensión descontrolada y dolorosa en los músculos del tracto digestivo.