Alerta: por qué no debes aplicarte perfume en el cuello.
El perfume tiene un efecto positivo en el estado de ánimo pero también puede ser tóxico si no lo utilizamos con cabeza. Algunos de sus componentes actúan como un disruptor endocrino desequilibrando las hormonas y causando una mayor disfunción tiroidea, entre otros efectos adversos.
De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, un disruptor endocrino (DE) es “un agente que interfiere con la síntesis, secreción, transporte, unión o eliminación de hormonas naturales presentes en el organismo que son responsables del mantenimiento de la homeostasis, la reproducción, el desarrollo y/o el comportamiento". Simplificando, esto significa que los DEs son productos químicos o mezclas químicas, que interfieren con la función hormonal normal.
Bien, pues lo creas o no, el perfume que usas a diario contiene algunas de estas sustancias químicas, y ni siquiera figuran en la etiqueta debido a la ley de secreto comercial, que exime a los fabricantes de la obligación de revelar todos sus componentes bajo la denominación de 'fragancia'. El problema es que no nos detenemos a pensar que las fragancias o los aromas son productos químicos. Y los productos químicos de las fragancias son compuestos orgánicos que se volatilizan o vaporizan en el aire, por lo que además de olerlos, podemos inhalarnos.
Nos estamos refieriendo a los ftalatos (sustancia química que se añade a los plásticos para dotarlos de flexibilidad) que están presentes en numerosos productos de uso cotidiano, como el esmalte de uñas, perfumes, plasticos, envases de alimentos, ropa, zapatos, etcétera. Varias investigaciones han probado el impacto de este conservante sintético en el organismo y los riesgos de que la población esté continuamente expuesta a él.
En concreto, existen estudios que han demostrado que estos compuestos alteran el sistema hormonal, sobre todo en varones (provocando infertilidad) y especialmente en niños. Por eso hace años que se prohibió su uso en la fabricación de juguetes. Sin embargo, aunque no se habla mucho de ello, en realidad se sabe mucho más sobre las concuencias que tiene para la salud aplicarse el perfume directamente en el cuello o la muñeca.
Muchos ingredientes de las fragancias son irritantes y sensibilizadores respiratorios, que pueden desencadenar ataques de asma y agravar las afecciones de los senos nasales. Esta publicación en TikTok alertando del riesgo que corremos al usar así el perfume nos ha animado a contarte un poco más sobre el tema.
Al rociar el perfume en tu cuello, los ftalatos entran a través de la piel, por la vía respiratoria, pasan al torrente circulatorio, y por la sangre se distribuyen por todo el organismo, pasan a las células de los tejidos y, en algunos, tienen efectos tóxicos importantes (con el paso del tiempo), concretamente en el sistema hormonal.
El impacto es mayor si sueles perfúmate nada más salir de la ducha, porque el poro está dilatado y esto facilita la absorción del perfume. Así que mucho cuidado; mejor que vayas eliminando ese gesto de tu rutina diaria.
Los expertos se muestran especialmente preocupados por su efecto antiandrogénico, que inhibe los efectos biológicos naturales de los andrógenos u hormonas sexuales masculinas, por lo que se ha asociado con anomalías reproductivas.
Según explica la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), entre los disruptores endocrinos a evitar destaca el di(2-etilhexil) ftalato (DEHP), que actuaría mediante la interacción con diversos receptores celulares, pudiendo producir dichos efectos antiandrogénicos y en el eje tiroideo, evitando la entrada de la hormona tiroidea en las células o su distribución, y los efectos se han detectado con la exposición tanto prenatal como durante la infancia.
Además, tanto estudios en animales como epidemiológicos han relacionado el DEHP con el desarrollo de neurotoxicidad, y un estudio prospectivo relacionó la exposición repetida a DEHP durante el embarazo y su concentración con el aumento del riesgo de partos pretérmino. En cuanto al dibutilftalato (DBP), un estudio reciente ha reportado una posible disrupción del eje tiroideo en hombres tras su exposición.
Vamos, que según la ciencia, no hay duda de que estos químicos tienen propiedades peligrosas preocupantes o con una propensión a acumularse en los tejidos humanos, que alteran nuestras hormonas, incluidas la testosterona, el estrógeno y la tiroides. Lo cual no solo afecta a los hombres (ya que se asocia a problemas con los espermatozoides, desde recuentos más bajos hasta motilidad reducida...) sino que también tiene un impacto sobre la salud de las mujeres. con p
En las embarazadas, existe evidencia que conecta los ftalatos con los trastornos del desarrollo entre los niños recién nacidos pero, a veces, hay otra serie de manifestaciones que pueden no ser evidentes hasta la madurez del individuo. Además, la exposición a los ftalatos desemboca en problemas como el síndrome de ovario poliquístico, un trastorno endocrino con un conjunto de síntomas que pueden incluir problemas para concebir, períodos irregulares y desequilibrios hormonales; también puede provocar un crecimiento irregular del cabello y acné.
Estos y otros efectos han sido analizados en una revisión sobre los disruptores endocrinos y su posible impacto sobre la salud de los humanos realizada por la Unidad de Endocrinología Pediátrica y Crecimiento del Hospital Clínico Universitario. Universidad de Santiago de Compostela A Coruña
Además, los ftalatos de los perfumes también pueden causar migrañas y ataques de asma, al interferir en la función pulmonar y causar síntomas alérgicos y otras dolencias respiratorias. De hecho, la exposición a productos químicos de fragancias puede causar dolores de cabeza, irritación de ojos, nariz y garganta, y otros síntomas respiratorios y/o neurotóxicos como olvido o pérdida de coordinación. En cuanto a la toxicidad hepática y renal y el cáncer, existen indicios, pero todavía se están explorando.
A nivel popular uno de los trabajos que destapó los efectos perjudiales de los perfumes para las personas fue el libro de la escritora australiana Kate Grenville 'Case Against Fragrance' (El caso contra la fragancia), donde explica que una de cada tres personas sufren de asma, dolor de cabeza y erupciones al ser sensibles a las fragancias de los perfumes. Grenville empezó a investigar debido que ella misma sufre consecuencias tras inhalar olores fuertes que le pueden provocar una migraña. Por eso recopiló y revisó algunas de las investigaciones que vinculan los perfumes a las migrañas, y sugiere que podrían tener un efecto tóxico en algunos órganos del cuerpo como el hígado y los riñones.
La cosa se puede complicar aun más ya que los ftalatos no son los únicos compuestos peligrosos en los perfumes. También podemos encontrar viejos conocidos como los parabenos o los almizcles sintéticos. Por eso es importante entender qué hay realmente dentro de un frasco de perfume y por qué el perfume puede ser tóxico.
Como consumidores podemos elegir y debemos ser nuestros propios 'defensores'. Si las empresas pueden 'empaquetar¡ ingredientes ocultos, depende de nosotros evitar estos químicos a toda costa y estar informados sobre lo que le hacen a nuestro cuerpo. Máxime cuando se ha probado que la exposición a disruptores endocrinos en etapas tempranas puede generar efectos negativos permanentes en la salud del individuo que pueden manifestarse décadas después de la exposición. El site Ewg.org es un excelente recurso para informarse sobre productos seguros y no tóxicos. La organización advirtió hace décadas de la alteración hormonal que puede causar el perfume con este artículo. Como te hemos contando, algunas de las sustancias químicas imitan al estrógeno y otras tienen efectos sobre la tiroides. Lo cual es impactante y una razónde peso para mantenerse alejado de los perfumes químicos.
Ahora ya lo sabes. Para saber si tu perfume o colonia es sintética, lo único que tienes que hacer es buscar la palabra 'fragancia' en la etiqueta. Si es así, interprétalo como 'químicos ocultos'. Una laguna importante en la ley que permite a los fabricantes incluir casi cualquier ingrediente en sus productos sin enumerar realmente el producto químico.
Aunque también hay que decir que cada vez más empresas se han comprometido a eliminar algunos elementos químicos de sus productos (muchos de cuidado personal) e informar con mayor claridad de los compuestos que incluyen. Así que en caso de que aparezcan estas siglas: BBzp (ftalato de bencil butilo), DnBP(dibutilftalato) y DEHP (dietilhexilftalato), está más claro que el agua.
Ante la duda, siempre puedes hacer una criba y cambiar todos sus productos perfumados por cosméticos sin fragancias, eso incluye desodorantes, champús y otros productos para el pelo, lociones para después del afeitado, pero también detergentes perfumados, suavizantes de telas o toallitas. Así, poco a poco, podrás reducir la exposición a los ftalatos y otros compuestos químicos.
Si a pesar de todo no quieres renunciar a tu perfume favorito trata de usarlo con mesura, no hace falta vaciar el bote cada vez que lo uses y sobre todo, ten en cuenta estos consejos:
No aplicar el perfume muy cerca de la piel. Lo correcto es aplicarlo a unos 20 centímetros.
Aunque la mayoría lo haga, no debes aplicar el perfume en las zonas cálidas: cuello, muñecas, pecho o detrás del lóbulo de la oreja.
Tampoco hay que frotar la piel.
Ni aplicarlo sobre el cabello o pasárnoslo por encima de la cabeza.
Es recomendable pulverizar enfrente de ti (pero nunca a la altura de los ojos/nariz/boca) y a continuación pasar por debajo de la nube de perfume. Conseguirás que el perfume penetre en ti y también en tu ropa. Debes tener en cuenta que la gran mayoría de los tejidos naturales, como por ejemplo la lana, el lino o el algodón exhalan el olor perfectamente, pero los sintéticos modifican el aroma del perfume e incluso pueden aparecer manchas en tu ropa.
Intenta no respirar el fuerte olor de la colonia directamente y no abras los ojos ni la boca hasta que el perfume deje de estar en el aire.
Por cierto, otra zona donde no debemos aplicarnos el perfume es, por ejemplo, en las axilas, ya que podemos bloquear las glándulas sudoríficas y eso nos podría irritar la piel y crear infecciones cutáneas. El perfume no es un aroma ideado para cubrir el sudor, sino para aportarnos una fragancia general en nuestro cuerpo aplicado de forma prudente y en pocas cantida