12 formas de luchar contra el estrés laboral
Todos en algún momento de nuestra vida
hemos sufrido el estrés en el trabajo. La presión, las prisas, las
responsabilidades... un amplio abanico de factores que, a pesar de que tengamos
la suerte de realizar un trabajo que nos llena, presenta elementos estresantes.
Entra, corre, haz esto, ve allí, atento a los detalles, que no se te
olvide, haz lo otro, sal. Vuelta a empezar. La cultura humana ha ido derivando,
desde la segunda mitad del siglo XX, hacia una concepción mucho más centrada en
el trabajo y el esfuerzo individual como formas de alcanzar el éxito. Desde la
Antigüedad, la norma básica era “trabajar para vivir” intercambiando parte de tu fuerza, tiempo y habilidades por un sustento que nos
permitiría tener cierto nivel de vida. Pero poco a poco esta idea ha ido
invirtiéndose y ahora lo que solemos encontrar es el “vivir para trabajar”. Aun
cuando los llamados millenials vuelven a ser consciente de
la importancia del tiempo libre y los placeres de la vida, el estrés laboral
sigue siendo uno de los problemas más graves de la
sociedad actual.
El estrés es la respuesta de nuestro organismo a las amenazas o desafíos que nos surgen
en el día a día a través de una respuesta fisiológica que suele alterar nuestro
modo de pensar o actuar. Desde un punto de vista genético, el estrés era la
reacción que hacía que nuestros antepasados primitivos
estuvieran preparados para situaciones complicadas y supieran reaccionar y sobrevivir (por eso sus descendientes somos
más proclives a tener este tipo de reacciones).
Precisamente esa mayor capacidad de reacción por parte de nuestra mente y
cuerpo hacen que el estrés pueda ser altamente beneficioso para nosotros. Los
niveles correctos provocan una activación extra que puede hacernos pensar con mayor claridad, fijarnos más en los detalles o trabajar más
rápido. El problema llega cuando los niveles de estrés son demasiado altos, sentimos que no somos capaces de hacer frente a la amenaza que se nos
plantea y nuestro cuerpo se bloquea. Esta situación, que puede llegar a
provocar enfermedades y trastornos graves, se conoce como distrés.
El estrés laboral
es aquel provocado por las situaciones que
surgen en el ámbito de trabajo debido a un exceso de tareas
asignadas, descontrol u otra serie de situaciones a las que se les suma la
presión social que existe en torno a la importancia del trabajo. Según su gravedad puede provocar síntomas emocionales (cambios de humor), mentales (problemas de concentración), de conducta (aislamiento social) u otras enfermedades más graves como
hipertensión o depresión. Estas son doce efectivas formas de no dejarse vencer por el estrés.
Identificar qué es lo
que nos estresa
¿Qué es lo que te provoca más estrés? Según la Asociación Americana de Psicología, identificar qué situaciones son las que nos crean
más estrés es esencial para poder combatirlo. Una forma idónea de hacerlo es
apuntar en la agenda nuestros pensamientos y reacciones ante las situaciones de
cada día (por ejemplo, si acabaste alzando la voz en una discusión personal o
laboral). Encontrar
patrones entre lo que nos estresa y lo que no puede
ayudarnos a saber cómo combatirlo o cómo reaccionar ante ellos.
Reaccionar de forma
positiva
Muchas personas luchan contra el estrés atiborrándose de comida rápida o incluso
de alcohol para conseguir un poco de paz y
tranquilidad ante tanta situación de estrés. Pues bien, la Asociación Americana
de Psicología recomienda combatirlo con opciones más saludables como el ejercicio, ya sea a un nivel más sosegado como el yoga o a un nivel más intenso como el
spinning o el aerobic. Otra de las formas de luchar contra el estrés diario
es sacar
tiempo para hacer las cosas que más nos gustan como leer un libro, ver una película o pasar un
rato jugando a videojuegos.
Poner límites
La Asociación Americana de Psicología expone que establecer unos límites entre la vida
personal y laboral es muy necesario.
La tecnología actual nos da la posibilidad de estar disponibles tanto para unos
como para otros las 24 horas del día y eso solo puede crearnos angustia y
estrés. Ponernos unos límites como no consultar el correo del trabajo desde
casa o poner el teléfono en
silencio a partir de determinada hora nos ayudará a combatir el estrés motivado
por el trabajo.
Descansar
Los efectos del estrés y el cansancio laboral no harán sino ponernos
obstáculos en el desempeño de nuestro trabajo; por tanto, según la Asociación
Americana de Psicología, es necesario tomarnos un tiempo para descansar. “Desconectar” del trabajo cuando nos encontramos
fuera de la oficina es requisito imprescindible para que nuestro estrés no se
vuelva crónico y para que rindamos mucho mejor en el trabajo.
Hablar con el jefe
No hablamos de un aumento de sueldo, sino
de crear
un ambiente positivo de trabajo que promueva el bienestar de todos. Hablar con el jefe puede ayudarnos a controlar
situaciones de estrés que obstaculizan el desempeño adecuado de tu trabajo
como, por ejemplo, saber
qué es lo que se espera de nosotros exactamente, establecer tareas que supongan un reto o hacer
cambios físicos en la zona de trabajo para reducir las tensiones y hacerlo más
confortable, según explica la Asociación Americana de Psicología.
Conseguir apoyo externo
Abrir nuestras miras es indispensable para no
sentirnos sobrepasados. Contar con el apoyo de la familia o incluso de amigos puede ayudarte a manejar el estrés diario
provocado por el trabajo. La Asociación Americana de Psicología explica que, si
es necesario, podemos acudir al programa de prevención de riesgos laborales en el que se incluirá un protocolo de actuación
sobre el estrés laboral.
Organizarse
Tanto en nuestra mente y acciones como en nuestro
espacio de trabajo. Establecer una serie de propósitos diarios
ayudará a que nuestra
mente se estructure y funcione a mejor ritmo,
haciendo que nos resulte más sencillo trabajar. Si este tipo de plannings se
acompañan de una organización externa (mantener el lugar de trabajo despejado, cómodo y con
las cosas en su sitio) lograremos que el tiempo en el trabajo
nos resulte mucho más cómodo. asequible y provechoso.
Delegar
Debemos entender la acción de delegar no como una forma de quitarse el marrón de turno de encima y colocárselo a otra persona, sino
como una forma de repartir parte del trabajo y fomentar aspectos muy positivos
en el ámbito laboral. Saber delegar consigue no sobrecargar a una sola persona
con un exceso de trabajo y si se hace bien se puede reforzar técnicas de trabajo en equipo,
organización y reparto de tareas e
incluso madurez profesional.
Tomarse cinco minutos
Todos tenemos un punto de impacto crítico en el que,
simplemente, colapsamos. El estrés laboral puede hacernos sentir que perdemos
el control de la situación y provocar que nuestra mente se bloquee y no podamos reaccionar
como deberíamos. Antes de llegar a ese límite, es
preferible parar cinco minutos e intentar volver a ponernos al timón.
Aprender a relajarse
Además del yoga u otros tipos de deportes, existen técnicas especializadas que, si
bien no permiten eliminar el estrés, al menos ayudan a controlarlo o disminuir sus
efectos. La meditación o su variante mindfulness y el control de la
respiración son algunas de las formas más conocidas de mantener el estrés a
raya. La relajación
progresiva de Jacobson, un método por el que
se consigue una relajación corporal y mental en pocos minutos, resulta
especialmente efectiva y surte efecto en poco tiempo una vez se controla.
Recuperar la ilusión por
el trabajo
Cuando se empieza un nuevo trabajo suele surgir esa
ilusión interna por la
emoción de empezar algo nuevo y la incertidumbre del qué pasará. Ser capaces de recuperar esas primeras sensaciones,
de revivirlas, harán que el ir a trabajar no se convierta en un suplicio y que
el estrés se reduzca o suavice. Puede ser a través de mejorar la relación con
los compañeros, de
sentirse a gusto en el lugar de trabajo o por un redescubrimiento de la pasión
perdida. Lo
importante es encontrar esa chispa que aún brilla.
Trabajar para vivir, no
vivir para trabajar
Por mucho que los nuevos modelos de sociedad prioricen
y difundan la idea
de que trabajar más
conlleva un futuro mejor, lo cierto es que al
final del día seguimos siendo seres humanos y tenemos nuestras limitaciones. El trabajo, para que se realice en un marco sano,
debe ser una herramienta para ganarse la vida pero no el centro de ella.