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martes, 29 de marzo de 2016

¿Por qué dormimos los animales?


¿Por qué dormimos los animales?

Dormir es importante. Todos sabemos las consecuencias que la falta de sueño tienen en nuestro comportamiento. Tardamos más en reaccionar, nuestro cerebro procesa la información más lentamente, incluso nos cuesta asentar conocimientos. Y estos son sólo los efectos sobre nuestra mente. La falta de sueño también afecta a nuestro cuerpo – por ejemplo, nos hace engordar. Incluso, como ya se ha demostrado, la falta de sueño continuada puede llegar a matarnos.
Y sin embargo, dormir no tiene mucho sentido. Desde un punto de vista biológico, dormir es un error, una estrategia absurda. Cualquier animal dormido se pone en peligro a sí mismo. Un individuo semi-paralizado, que no está atento a su entorno, es mucho más vulnerable que otro que esté alerta.
Así que la razón por la que dormimos debe ser suficientemente importante como para arriesgarnos a hacerlo. Esto descarta una de las explicaciones sobre por qué dormimos: que los animales aprovechan que no tienen nada que hacer para dormir, y así dejar pasar el tiempo. Si ya has comido, has cortejado a todas las posibles parejas, no tienes mucho más que hacer, y te puedes echar a dormir.
La hipótesis del ahorro energético tampoco es buena. Según esta idea, dormimos para no gastar más de lo necesario. Pero la diferencia entre estar en reposo y dormido es mínima, el equivalente en la dieta de un humano a una rebanada de pan integral. A cambio te expones a un serio peligro de muerte, así que no parece la mejor idea.
Entonces, ¿para qué sirve dormir? ¿Y cuándo empezamos a hacerlo? Estas serían las preguntas que habría que responder para entender el problema en su conjunto. Lo complicado en este caso es diferenciar una de otra, y poder estudiarlas por separado.
Vamos a intentarlo. Sabemos que los humanos dormimos. También los primates, y cualquiera que tenga mascotas sabe que gatos y perros también lo hacen. De hecho, todos los mamíferos duermen. Pero, ¿qué pasa con otros animales, como los peces? ¿O las moscas de la fruta, que son los organismos que se suelen estudiar?
Pues también lo hacen. Aunque para defender esta idea, hay que definir a qué consideramos dormir. Los científicos llaman “fase de sueño” a las ocasiones en que se dan tres factores. Primero, que la actividad muscular sea baja – que el animal no se mueva. En segundo lugar, el animal tiene que aumentar su tiempo de respuesta. Es decir, que si le “despiertas” tarda más en reaccionar que cuando está despierto. Y por último, evita que los animales se cansen.
Desde esta perspectiva, prácticamente todos los animales duermen. Pero claro, no lo hacen tal como lo hacemos nosotros. Los humanos tenemos lo que se conoce como “fase R.E.M.”, que tiene unas características muy definidas, y unas consecuencias distintas también.
Por cierto, que no sólo los humanos tenemos fase R.E.M. También el resto de mamíferos. E incluso las aves. De hecho, según algunos expertos, la fase R.E.M. aparece como resultado de la homeotermia, la capacidad de ciertos animales para mantener la temperatura de la sangre. Vaya, que tener sangre caliente te hace tener fase R.E.M.
Pero la fase R.E.M. no es simplemente una consecuencia de tener sangre caliente. En este caso sí se tiene clara su utilidad, tal y como se demostró hace ya tiempo en una serie de experimentos. Durante esta fase del sueño, nuestro cerebro separa las emociones de las experiencias.
Cuando recordamos algún hecho de nuestra infancia, solemos terminar en algún recuerdo doloroso, con un gran impacto emocional. Pero, por mucho que esos recuerdos se hayan fijado con fuerza, traerlos a la memoria no despierta las mismas sensaciones. No volvemos a sentir miedo, o terror. Recordamos lo importante, el aprendizaje que nos sirve para sobrevivir, pero no la parte traumática. Y esto es gracias a la fase R.E.M. Y también la razón por la que los humanos dedicamos mucho más tiempo a esta fase que ningún otro animal, ya que nuestro cerebro es mucho más complejo. La diferencia es notable: en humanos supone un 25% del tiempo de sueño, mientras que en primates se queda entre 5-10%.
En definitiva, que no sabemos muy bien ni cuándo – en qué momento de la evolución – ni para qué dormimos. Parece que tiene que ver con nuestro cerebro, con el hecho de tener un sistema nervioso relativamente complejo, ya que aparece en todos los animales. Y que es importante, ya que sin dormir no sobrevivimos, y al hacerlo reducimos nuestras posibilidades de supervivencia. Pero aún queda mucho por aprender sobre ello.